El San Rafael se encuentra en cuadro y parte de culpa la tienen los problemas que, en teoría hasta ayer, ha estado sufriendo el club con la caldera del Campo Municipal de Sant Rafel. Tener agua caliente se ha convertido en las últimas fechas en una lotería. «Una semana tienes, otra no; tres días hay, cuatro, no; y así», lamentó ayer Vicente Román, entrenador del primer equipo, que por este motivo tiene a cuatro jugadores atravesando un proceso febril y ha tenido a más de uno en el terreno de juego en partidos de liga con síntomas griposos.
«No sé a quién corresponde lo del agua. Hay un problema con el termo. He hablado con el presidente y no es cosa del club. Yo hablo de la parte que me toca, que es el primer equipo, pero también le pasa a los niños. Ayer –anteayer para el lector–, entrenamos 12 jugadores porque hay gente en cama. Estos días de frío, la gente al acabar de entrenar se tenía que duchar en su casa y ya llegaban fríos. Tengo mucha gente enferma. Hemos aguantado, pero ya es que te cansas. Llevamos así un mes y pico, con uno enfermo un día, luego otro... y acaban jugando con fiebre», criticó Román, que incluso confesó que se plantearon cambiar de campo de entrenamiento. «Hay quienes se pueden duchar durante tres o cuatro horas y, luego, otros, no. Es un cachondeo», sentenció el preparador ‘blue', que tiene con fiebre a Yeste, Fofi, De Pablos y Guti, dudas para el partido de mañana (12,00 horas) en Manacor.
«Ya en el partido contra el Alcúdia nos pasó y los jugadores se tuvieron que ir sin ducharse», declaró el míster. Aquel partido se jugó el pasado domingo día 22 de febrero, lo que significa que los problemas han persistido durante más de un mes. Eso sí, según afirmó ayer Jordi Bonet, gerente de Deportes del Ayuntamiento de Sant Antoni, «ya está arreglado». «Esta mañana –ayer para el lector–, la empresa que se encarga de las obras del pabellón adjunto ha instalado una caldera nueva», explicó.
La explicación
Bonet explicó el porqué de los problemas de funcionamiento que hubo hasta ahora: «Los que se encargan de las obras pusieron una caldera más grande, pero llegó defectuosa. Después, la quitaron y pusieron la vieja. Ahora hay una nueva, pero se ha dejado la vieja por si hubiera algún fallo. El problema que hubo con la vieja es que la dejaron fuera y cuando soplaba viento, se apagaba y había que encenderla de nuevo». En teoría, el problema está resuelto, pero las consecuencias han sido duras.
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