El Atlético Isleño ha hecho saltar la banca. El equipo de Antonio Asensio protagonizó ayer la sorpresa de la jornada tras doblegar por la mínima al Montuïri a domicilio (0-1). Un gol de Suso al cuarto de hora de juego bastó para que los de Vila se llevaran tres importantísimos puntos de un feudo en el que, teóricamente, van a volar pocos.

El Isleño dominó el partido en los primeros compases, con una fuerte presión en el centro del campo que impidió a los locales hacer su juego. Eso, unido a la solidez defensiva de un grupo que no parece acusar las bajas en la retaguardia y que encadena cuatro partidos consecutivos sin encajar un solo gol, descompuso a los mallorquines, que empezaron a verle las orejas al lobo.

Cuando Suso aprovechó un contragolpe de los visitantes para romper el ‘cerocerismo', el Montuïri gritó aquello de ‘tierra, trágame'. Sí, porque si algo le cuesta a este Isleño es ver puerta, pero su principal característica es que es difícil, y mucho, batirle.

El Montuïri no conseguía hilvanar ni una sola jugada. Cada balón, ya fuera en corto o en largo, iba a parar al contrario. Por su parte, el Isleño se dedicó a controlar el tempo del partido y a esperar su oportunidad a la contra para sentenciar.

El camerunés Paolo, que volvió al once inicial y cuajó una buena actuación, y Cardona, uno de los tres jugadores del B que tuvieron minutos ayer, desaprovecharon la ocasión de sentenciar la contienda. Clarísima fue la ocasión de este último en un mano a mano con el portero, que le ganó la partida. Con todo, no hizo falta que los de Antonio Asensio marcaran. El tanto de Suso sirvió para lograr la segunda victoria consecutiva y dormir anoche, a expensas de lo que pase hoy, en la segunda posición. Quién lo díria.