La IX Vuelta a Ibiza en mountain bike se despidió ayer con una tercera y última etapa que estuvo marcada por la lluvia y la climatología adversa. Debido a esas condiciones el pelotón se quedó muy reducido y sólo unos 360 ciclistas tomaron la salida. En la primera etapa, disputada este viernes, se contabilizaron unos 900 participantes, mientras que el sábado, en una jornada también pasada por agua, fueron 625 los ciclistas que tomaron parte en la etapa. Entre los participantes se contaba con el 'padrino' de la prueba, el norteamericano Gary Fisher, uno de los pioneros de la mountain bike.

El recorrido de la etapa final era el más técnico de los tres, discurriendo entre Sant Antoni y Sant Josep para dirigirse a continuación a las Calas de la zona oeste de la isla. En total, 35 kilómetros de distancia y casi 500 metros de desnivel acumulado que, aunque a priori era el menos duro de los tres recorridos, sí era el más exigente por dos motivos: primero por una senda de bajada pròxima a la Serra d'En Curtet que, debido a las condiciones climatológicas, estaba especialmente resbaladizo y anegado por el agua y, segundo, por los senderos recorridos entre las calas, añadiendo algunos pasos por arena y escaleras en las que habia que llevar la bicicleta a cuestas.

Al igual que ocurrió el sábado, que se tuvieron que suspender parte de los actos previstos, la fuerte lluvia caída por la noche y durante casi toda la mañana obligó a introducir cambios en la prueba, como el de retrasar la salida hasta las 10,30 horas para ver si el tiempo mejoraba.

La llegada a Sant Antoni se produjo a partir de las 12,30 para a continuación dirigirse a una gran carpa en el Paseig de Ses Fonts donde se preparaba una barbacoa que ha servido como punto final a la IX Vuelta a Ibiza en BTT.