Guirado trata de evitar la entrada del jugador visitante Rueda en un partido que los locales jugaron más de media hora con diez. Foto: IRENE G. RUIZ

Como en las tragicomedias de la Grecia clásica, la Peña Deportiva vivió una tarde dramática, con tintes de humor y alegría y con un epílogo más cercano a la tragedia que a la esperanza. El medio centro asturiano Jonathan Ondina fue el actor protagonista de un duelo que acabó con un empate insuficiente para el conjunto de Santa Eulària en su objetivo de la permanencia.

Ondina abrió el marcador y llevó la ilusión a las gradas del Municipal. Con el 1-0, la Peña estaba a tres puntos del puesto de promoción después de la derrota de su inquilino, el Benidorm. Pero la representación dio un giro inesperado y de la parodia se pasó a la desesperación.

El propio Ondina, cuando expiraba la primera mitad, cometió un error garrafal que permitió al Sant Andreu, ramplón y conformista durante todo el encuentro, establecer la igualada. Y para colmo de males, el francés Derek cometió unas manos absurdas que le sacaron del encuentro en el minuto 57, con todo por decidir.

El árbitro fue el otro gran protagonista del duelo al mostrar 15 amarillas y mandar al vestuario al central Rueda y al técnico Natxo González, por parte del Sant Andreu, además de la auto expulsión del centrocampista de la Villa del Río.

El resultado podría haber sido otro sin la mediación del colegiado. Pero también pudo variar si Derek no se hubiera borrado del encuentro o si Ondina hubiera rubricado su actuación con el 2-1 en el 94'.

El partido comenzó con buenas vibraciones para los ibicencos. Heredia regresaba a la banda derecha y Adrián Ramos parecía enchufado, con ganas de resucitar a su equipo en una semana cargada de pasión. Pero el traje no estaba hecho a medida. Tino repetía en banda izquierda, su perfil menos bueno, y Casañ formaba un doble pivote de corte muy defensivo junto a Derek, con Ondina más adelantado.

En el minuto diez avisó el Sant Andreu. Oriol puso un centro al corazón del área que empujó José Ruiz hacia su propia portería. Pociello evitó el gol, pero no que Gorka Carlos mandara un misil desde el vértice del área pequeña a la escuadra. Pese al susto, la Peña estaba mejor posicionada y se sentía cómoda con la defensa del cuadro catalán cerca de la medular. Bajo esta escena, Heredia logró plantarse sólo ante Morales, que rechazó con el pie el disparo cruzado del gaditano (min. 17). Estaba arriesgando demasiado el bloque cuatribarrado y acabó pagándolo. Heredia le robó la cartera a Rueda en una posición comprometida. Ondina recorrió 40 metros hasta plantarse cara a cara frente a Morales. Tras varios amagos colocó el balón junto al palo largo, adelantando a su equipo en el marcador (min. 26).

El sueño volvía a aparecer. La Peña no renunciaba a la salvación y estaba amedrentando a un equipo con el play off de ascenso en juego. Tras el tanto de la Peña el colegiado expulsó al técnico visitante, y sin él en el banquillo su equipo mejoró. Lanzarote ejecutó un libre directo a la madera previo desvió de la barrera (min. 31). Los de Barcelona se apoderaron del cuero. El último cuarto de hora antes del asueto disfrutó de varias ocasiones en ambas porterías. Cuando agonizaba el primer acto llegó la jugada desgraciada del encuentro. Tras un córner y con la defensa peñista saliendo, el Sant Andreu bombeó un balón a la banda derecha. Ondina, en ese momento ocupando el lateral zurdo, dejó pasar el balón pensando que no había nadie. Por allí apareció el central Igotz, que se metió hasta la cocina y dejó que Dani Martín remachara el empate.

El mazazo aletargó a los peñistas cerca de 20 minutos, más aún jugando con un hombre menos. Pero el equipo nunca perdió la fe. En el minuto 65 Ondina entregó con su guante un balón de gol a Heredia a la espalda de la zaga. Pese a su velocidad, el gaditano se entretuvo ante la salida de Morales y la zaga acabó despejando a córner. Con la tragicomedia en el tiempo extra, el asturiano tuvo su última aparición. Carril y Guirado rompieron la defensa catalana por el costado derecho. El balón llegó a las botas de Ondina en el punto de penalti tras un perfecto amago de Tino, pero el pivote marró en el disparo, dejando el marcador en tablas.