Àrea 11

El Eivissa sumó ayer su primer punto a domicilio en un partido en el que siempre fue por detrás en el marcador y sólo un gol de Biel a dos minutos del final le permitió llevarse un premio quizá excesivo por lo demostrado en el campo. Pocos podrían pensar al levantarse el domingo que iban a disfrutar de una mañana tan intensa de fútbol como la que ayer les regaló Osasuna Promesas y el Eivissa. La afición rojilla, poco acostumbrada últimamente a alegrías en el Reyno de Navarra, se encontró con que el filial ya mandaba por dos goles a cero en el marcador a los 20 minutos gracias a un juego eléctrico por bandas que supieron aprovechar Galán y Óscar Vega, ayer los hombres adelantados.

Miguel Merino había apostado esta semana por quitar presión a su equipo desplazando el partido a un ambiente mucho más motivante que Tajonar, el estadio Reyno de Navarra. Y la decisión le funcionó desde el principio, ya que Vega adelantaba al Promesas en la primera llegada de los rojillos a puerta: envió a la red libre de marca tras un córner botado desde la derecha.

El juego rojillo carburaba y fruto de ello Galán encontraba el premio a su buen hacer en un bello gol desde el suelo, con la zurda y con rosca, que se coló en la portería desde la línea del área.

Pero el filial navarro volvió a repetir sus viejos errores y se complicó el encuentro con un autogol de Samuel a los 42 minutos que hicieron aún más negros los nubarrones que se cernían sobre el Reyno, pero Vega, ayer el más listo, reivindicó su condición de goleador con un nuevo tanto de vaselina tras una preciosa jugada personal de Annunziata.

El paso por vestuarios trajo una mala noticia para los navarros en forma de gol de Julien en la primera jugada tras la reanudación. El técnico visitante se lanzó a por el empate y sacó a un Javi Moreno que pudo marcar al poco de salir pero Andrés evitó el gol primero y Samuel sacó después el rechace bajo palos.

El Eivissa era ahora un conjunto diferente al de los primeros 45 minutos y con mucha más concentración comenzó a poner en apuros a los navarros, especialmente en las jugadas a balón parado. Tuvo que espabilar el Promesas y lo consiguió con las botas de Ruper, que pudo marcar por partida doble con dos misiles desde fuera del área, primero el primero fue fuera y el segundo lo envió a córner el portero en una acrobática estirada.

Aún pudo sentenciar el filial pero el portero balear no estaba por la labor y desbarató una tras otras las claras ocasiones del recién salido Óscar Martín. como un dos contra uno que salvó Manu.

El técnico del Eivissa, Rubi, tenía sobre el terreno de juego a sus tres delanteros para tratar de evitar una nueva derrota que dejaría al catalán en la cuerda floja. La fortuna también se alineó junto a los ibicencos.

De tanto perdonar, llegó el castigo, aunque no fueron los airetes los encargados de igualar el choque: Biel Guasp, defensa mallorquín, se aprovechó de un error defensivo para remachar el empate a tres minutos del final. Fue un jarro de agua fría para los navarros.