Jandro Àlvarez, destituido por el EBE Gasifred una semana antes de acabar la competición, apura sus últimos días en Eivissa. La derrota en Santa Coloma de los azulinos, a los que él se encargó de ascender en el primero de sus cuatro años como entrenador de los pitiusos, confirmó que la culpa de la irregular trayectoria del equipo no era suya. La decisión de la directiva no surtió el efecto esperado.

-¿Se ha demostrado que despedirle antes del partido contra el Marfil, el cual perdió el Gasifred, no era la solución?

-No me corresponde a mí decir eso. Lo dicen los números. De todas formas, ganar tampoco habría servido, porque el Castro Urdiales empató y el MRA ganó. La verdad es que ha sido una liga muy extraña. Con la cantidad de puntos conseguidos no es normal que no se haya salvado el equipo.

-Menos incluso tras haber dado la talla contra rivales directos en la segunda vuelta.

-En la segunda vuelta el equipo ha hecho los deberes al conseguir 19 puntos y ganar en casa a quienes se podía vencer: Salou, MRA, Pinseque... Además, en Valencia, en Castro y Ourense empatamos, que son los equipos contra los que podemos competir. El único pero que se le puede poner al equipo es que contra los grandes no dio la cara, pero lo ha hecho todo para lograr la salvación. Los números están ahí. Hemos competido hasta la última jornada contra equipos como el Valencia y el MRA, que tienen plantillas más fuertes y presupuestos mayores.

-¿La categoría se perdió al empatar con el Acesol Tucán?

-No, se perdió en el partido de la primera vuelta contra el Castro Urdiales. Son tres puntos que les habríamos quitado a ellos y nos los habríamos puesto nosotros, con lo que habríamos estado salvados. Recuerdo perfectamente el partido como si se estuviera jugando ahora. En los dos últimos minutos íbamos 2-2. Saqué el portero-jugador en un córner, les dimos el balón y nos marcaron un gol. Volvimos a empatar y, en la jugada siguiente, a Clayton le quitaron el balón desde el suelo, lo cual no se puede hacer, y perdimos el partido. Pienso que el Castro Urdiales es el único equipo que ha quedado por encima nuestra y no es mejor que nosotros. Contra los demás hemos competido hasta la medida de nuestras posibilidades.

-Si pudiera cambiar algo de la temporada, ¿qué cambiaría?

-La planificación. No se pudo hacer mejor porque no teníamos patrocinador y no pudimos fichar a quienes queríamos. Eso derivó en tener que buscar perfiles de jugadores especiales. Por ejemplo, tenían que ser solteros mejor que casados para compartir piso. Pero hay que olvidarse ya de eso y mirar hacia delante, porque ya no hay nada que hacer. Además, el equipo se va a salvar. El punto de Mieres ha hecho que acabemos decimoquintos y sigo pensando que la restructuración de la liga nos beneficiará.

-¿La plantilla ha rendido por encima o debajo de lo previsto?

-Habría que analizarlos uno a uno, pero, en líneas generales, yo creo que la gente ha estado por encima de lo que nadie podía esperarse. Siempre esperas algo más de alguien, pero estoy orgulloso de haberlos tenido conmigo. También hay que tener en cuenta las lesiones y sanciones. Clayton se perdió los dos primeros partidos por sanción y luego se lesionó. Eso lo ha pagado el equipo. Además, el bache de la primera vuelta se produjo a raíz de la lesión de Lucas. Eran dos jugadores importantísimos.

-¿Qué ha sido lo mejor de la campaña?

-El trato humano. Creo que ha habido un buen rollo increíble. Me gustaría que me pusieran a los jugadores delante y me dijesen con quién no lo hay. Hasta me hicieron una cena de despedida. Lo que pasa es que es muy difícil llevarse igual de bien con 13 tíos, pero respeto hubo con todos, y no sólo con jugadores. Me gustaría dar las gracias a Juanpe, operario de Es Viver, y a todos los de Blancadona. También a Vicente, que, como ayudante, se ha desvivido por tener todo el material a punto para entrenar. Hay que hacerle un monumento.

¿Y lo peor?

-El descenso y que me hayan echado a falta de una jornada. No lo comparto, pero el club está por encima de todo y espero que siga teniendo muchos éxitos.

-¿Con qué sabor de boca se va del Gasifred tras cuatro años en él?

-Con un sabor muy bueno. El primer año ascendimos. Eso fue todo un éxito. El segundo, estuvimos en puestos de play off hasta las tres últimas jornadas. El Gasifred se ganó entonces el respeto a nivel nacional. El siguiente año, las perspectivas eran de estar arriba, pero se lesionó Luisjo y algún jugador no rayó a la altura de sus posibilidades. Sin embargo, cogimos una racha buena y acabamos incluso mejor que el segundo año. Por último, en éste sabíamos que íbamos a sufrir, pero a nivel de entrenador me ha hecho más fuerte. Me tuve que estrujar la cabeza cada día para convencer a los jugadores de que podíamos salvarnos. Me voy sabiendo que al Gasifred se le respeta en España y que cualquier jugador estaría encantado de venir. Hay etapas en la vida y la mía aquí ha terminado.

-¿Cuál es el mejor recuerdo que se lleva de Eivissa?

-Hay muchos. quizás el ascenso es lo más significativo, pero la victoria contra el Barça tras el primer año en nuestro primer año en Plata fue muy importante. El pabellón estaba lleno y encima ganamos.

-¿La directiva le ha fallado?

-No es que me haya fallado. Cuando tomaron la decisión de prescindir de mí, les dije que tiraran hacia delante. No tenían que dar explicaciones a nadie. Lo mismo que en los momentos buenos nadie ha ido a darles con una manita en la espalda, tampoco tenían por qué explicar nada. Es su decisión y ya está. No quiero que nadie piense nada raro. Aquí no ha pasado nada y no hay nada que esconder. Que nadie se sienta molesto por nada. Esto es así.

-¿Cuáles son sus planes de futuro?

-La liga acabó el pasado fin de semana y ahora se empieza a mover todo. Me han llamado varios representantes. Yo quiero entrenar, porque soy un profesional de esto. Habrá que esperar a que me salga algo.