Efe|MADRID
El Barcelona y el Villarreal se juegan esta semana, en Milán y Londres, respectivamente, medio billete a la final de la Liga de Campeones de Saint Dennis, en los dos desplazamientos más complicados posibles, donde nadie ha ganado esta temporada. La posible final española, seis años después de la que protagonizaron Real Madrid y Valencia, también con París como escenario, pasa por romper con la historia, porque el Milán nunca ha perdido una semifinal de la Liga de Campeones, y el Arsenal, cada vez que entró en la penúltima ronda de una competición europea, alcanzó la final (tres Recopas y dos Copas de la UEFA). El Milán, además, ha ganado 12 de los últimos trece partidos europeos que ha disputado en San Siro y sólo el PSV Eindhoven (0-0) evitó la derrota esta temporada. El Arsenal, por su parte, está invicto en Highbury en los últimos nueve encuentros y lleva 739 minutos sin encajar un gol, récord en el torneo.

Y, sin embargo, la ilusión preside los desplazamientos del Barcelona y el Villarreal, porque saben que se encuentran ante su gran oportunidad. En San Siro, chocan el martes dos históricos, los dos favoritos que se disputan algo más que una eliminatoria, y que aspiran a imponer un estilo. Es un partido que puede marcar una temporada. Para el Milán, otro revés europeo, después de perder el título de forma increíble la pasada campaña, abriría una crisis. Para el Barcelona, la conquista del título de Liga, que nadie pone en duda, ya no es un logro mayor.

La eliminatoria vuelve a poner a prueba la calidad de la plantilla azulgrana. Si ante el Benfica, Rijkaard tuvo problemas para confeccionar su defensa, frente al Milán no podrá contar con el sueco Henrik Larsson y el argentino Lionel Messi, lesionados, ni con el portugués Deco, sancionado. En Londres, mientras, el Villarreal se cita con la historia. No sólo porque desea emular al Nottingham Forest y alcanzar la final de la Copa de Europa en su debut en la competición, sino porque será el último equipo no inglés que juegue un encuentro oficial en Highbury, porque, después de 93 años el viejo recinto de los «cañoneros» echará el cierre.