Coria esquiva la entrada de un jugador del Arqué en un momento del partido jugado ayer en Blancadona. Foto: M.Torres

Arzuaga&Gasifred: Juli; Lucas, Roberto, Clayton y Luisjo -cinco inicial-.También jugaron Iván, Ernesto, Coria, Óscar, Cabanas y Jandro.

Arqué Manresa: Chao; Àleix, Marc Sala, Ventura y Philipe -cinco inicial-. También jugaron Manel, Serrano, D. Mateo y Marc Fernández.

Goles: 0-1 (min.1), Ventura; 1-1 (min. 12), Luisjo; 2-1 (min. 15), Philipe (p.p); 3-1 (min. 17), Luisjo; 4-1 (min. 22), Clayton; 4-2 (min. 34), Serrano; 5-2 (min. 36), Ernesto;5-3 (min. 37), Philipe; 6-3 (min. 39), Coria.

Àrbitros: Busquets González y Sánchez López. Expulsaron con doble tarjeta amarilla a Ventura, del Arqué. Amonestaron a Ernesto, Luisjo, Coria y Jandro (entrenador) del Arzuaga&Gasifred y a Manel, Serrano, D.Mateo, Marc Fernández y Philipe del Arqué Manresa.

Incidencias: Pabellón Insular de Sa Blancadona. Alrededor de 400 espectadores en las gradas.

Iván Muñoz
Hay diferencias que en fútbol sala son insalvables. Cuando uno de los equipos pone sobre el parqué más calidad que su rival, la lógica se termina imponiendo sin dejar demasiado margen a la sorpresa. A pesar de que el equipo más flojo empiece adelantándose en el marcador a los 30 segundos de juego. En la versión grande de este deporte, un accidente como el que sufrió el Arzuaga nada más empezar el partido podría haber alterado totalmente el devenir del encuentro. Pero aunque también se juegue con los pies y haya que meter el balón en una portería, esto es otra cosa. Y la diferencia técnica ayer era abismal. Mientras los ibicencos tocaban con criterio, rotaban velozmente y ofrecían un variado repertorio de controles orientados, paredes y tiros a puerta, el Arqué se limitaba a buscar a sus desgarbados pivots sin demasiado acierto. Por eso los locales apenas acusaron el tanto marcado por Philipe cuando el eco de la música aún resonaba en el pabellón de Blancadona y rápidamente se pusieron a crear ocasiones como churros. Algunas espectáculares, otras simplemente claras, pero no fue hasta el minuto 12 cuando Luisjo batió a Chao de tiro cruzado. A partir de ahí, la cosa fue relativamente sencilla para los hombres de Jandro. Philipe marcó después en propia puerta al rebotarle un disparo de Clayton, y Luisjo convirtió un doble penalti para hacer que su equipo se fuera con dos goles de ventaja al descanso.

Tal y como habían terminado los primeros veinte minutos, la segunda parte prometía una riada de goles. Y parecía que la iba a ofrecer cuando a los dos minutos llegó eclaytonazo de rigor: recibo, miro y suelto un zapatazo con el interior que se cuela de media rosca por la escuadra. Pero a partir de ahí el partido decayó y se convirtió en poco más que un entrenamiento en el que Jandro aprovechó para hacer rotaciones y dar minutos a algunos de sus jugadores.

Afortunadamente para el público, los técnicos aderezaron el encuentro gracias al baile de portero-jugador que brindaron desde el minuto 34. Uno para intentar reducir distancias en el marcador; el otro para tener más posesión y evitar que el rival se acercarse.