La vela española ha apostado por el espectáculo. Después de muchos años en los que la compensación de tiempos de los IMS ha regido las competiciones nacionales y europeas, la nueva clase Transpac 52 llega al viejo continente. Conocidos como los fórmula 1 del mar, estos barcos compiten en tiempo real, gana el primero que cruza la línea de meta, una medida que pretende hacer el deporte más vistoso y acercarlo a los aficionados.

La fórmula IMS había llegado a convertirse en insostenible por lo que regatistas, patrocinadores y aficionados buscaron una solución y recurrieron al Transpac, una clase que está plenamente consolidada en la costa oeste de Estados Unidos y que se ha convertido en el gran reto en Europa. Los costes de los proyectos IMS, sobre todo en la clase 500, habían llegado a extremos insostenibles y a las dos temporadas los barcos quedaban prácticamente obsoletos. El mercado de segunda mano era mucho más limitado porque la fórmula seguía evolucionando. Además, la regla permitía que la diferencia entre esloras fuera de más de 15 pies, lo que provocaba que los barcos no sólo lucharan contra su pripio ráting, sino que en muchas ocasiones sólo se veían en la salida. No se producía el mano a mano en el agua, incluso variaban las condiciones de viento entre unas embarcaciones y las otras. Todas estas situaciones llevaron a los responsables de la vela española a tomar la decisión de evolucionar hacia el Transpac.

Vieron que la fórmula funcionaba en Estados Unidos y decidieron exportarla a Europa. Ya se ha creado un circuito muy profesionalizado que se ha bautizado como la Breitling Mediterranean Cup TP 52 y en 2006, en su segunda edición, va a contar con un total de cinco pruebas, cuatro de ellas en España: dos en Palma de Mallorca (una valedera para la Copa del Rey), una en Barcelona y, la novedad, otra en Eivissa, además de Italia y Grecia.