Alfonso trata de zafarse del marcaje de Rubén Castro durante el partido de ayer.

Había ambiente, había polémica y se daban todos los ingredientes para que el de ayer fuera un gran derbi. Sin embargo, el encuentro protagonizado en Can Misses por el Eivissa y la Peña fue para olvidar. Con tantas precauciones defensivas y juego de contención, los dos equipos renunciaron a jugar al fútbol. Por eso, no es extraño que el partido se tuviera que resolver por la mínima, con un solitario gol de Íñigo que le da los tres puntos al conjunto de Santa Eulària. No hubo más. Efectivamente, el clásico pitiuso no tuvo nada que ver con el Madrid-Barcelona.

El derbi comenzó con las precauciones lógicas de este tipo de partidos. Son dos equipos que se conocen a la perfección, que casi están cortados con el mismo patrón y que no dan ninguna facilidad a sus rivales. Por eso, no sorprende que apenas hubiera ocasiones de gol. Y eso que, nada más empezar, hubo dos oportunidades a balón parado, una para cada bando. Guarte, en un golpe franco en la frontal del área en el minuto 4, disparó demasiado alto y Alfonso, a renglón seguido, intentó sorprender al meta Roberto desde casi 40 metros, también de falta y con idéntico resultado. Pero ahí parecieron agotarse las ideas ofensivas de ambos conjuntos. Durante la media hora siguiente, el público tuvo tiempo de sobra para aburrirse.

Estaba claro que el partido se iba a decidir en una jugada aislada. No en vano, Eivissa y Peña cuentan con las mejores defensas del campeonato y no están demasiado finos en ataque, como demuestra el hecho de que Carlos Simón tenga que recurrir a Suso como delantero y que Paco Marín haga lo mismo con Emilio y, posteriormente, con Manolo Rueda. Y esa acción llegó en el minuto 38. Los locales, que hasta entonces parecían llevar el dominio del partido, aunque su juego era demasiado plano y no inquietaba a la Peña, se vieron sorprendidos por un buen centro por la banda derecha de Tino que el centrocampista Íñigo, libre de marca, llevó al fondo de la red tras un fenomenal disparo cruzado.

El Eivissa intentó reaccionar en la segunda parte con la entrada de Santa y Daroca, pero no hubo manera. El equipo siguió tan apagado como en el primer tiempo y no dio sensación de peligro salvo en los últimos minutos, cuando ya se fue hacia arriba a la desesperada. Precisamente, su primer y único disparo a puerta llegó en el minuto 35, en un cabezazo de Nando al travesaño a la salida de un saque de esquina. También es verdad que la Peña no hizo mucho más en la segunda parte, aunque el extremo Guarte pudo ampliar la cuenta en el minuto 92, pero su disparo, tras irse por velocidad por su banda, lo detuvo en dos tiempos Vicente.