El australiano se impuso en un partido que decantó a su lado
gracias a su espíritu combativo, a su experiencia. Así lo
demuestran los números. El español consiguió más 'breaks', seis por
cinco de su rival, cometió menos errores no forzados, 49 por 61, y
tan sólo dos puntos menos que Hewitt, 152 por 154. También el
factor físico impidió a Nadal convertirse en el cuarto español que
se cruzaba en su camino en Melbourne. Un cansancio que se hizo más
patente en el tenis de Nadal en el tramo final del cuarto set y en
el quinto y definitivo.
Hasta ese momento el español había sido mejor que el
australiano. Nadal, después de caer en el primer set, reaccionó con
coraje. Fiel a un carácter parecido al de Hewitt fue imponiendo su
tenis electrizante y de exigentes intercambios. Lo acusó el
australiano, que vio como tuvo que ser atendido en su muslo
derecho. Sin embargo, cuando la amenaza de una temprana eliminación
parecía volver a cernirse sobre la figura de Hewitt este respondió
a Nadal con la mismas armas mostradas hasta ese instante por el
español. Coraje y tesón. Hewitt logró forzar la quinta y definitiva
manga después de imponerse en el desempate de la cuarta. Un set
final donde el manacorí ya no consiguió desplazarse como había
realizado anteriormente. Nadal levantó dos bolas de partido, pero
no consiguió hacer lo mismo con una tercera. Finalmente el tesón de
Hewitt, tercer cabeza de serie, le condujo por primera vez en su
carrera a los cuartos de final del Open de Australia.
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