SALAMANCA (15+14+22+19): Iziane Castro (23), Amra Dapo (12), Nuria Martínez (16), Marina Ferragut (5), Taru Tuukkanen (4) -cinco inicial-, Lidia Gesteira (0), Alicia López (0) y Julia Goureeva (10).
45 de 70 en tiros de 2 puntos. 3 de 12 en tiros de 3 puntos. 15 de 17 en tiros libres. 19 rebotes (13 en defensa y 6 en ataque). 17 faltas personales.
PUIG D'EN VALLS (28+14+7+15): Cristina García (2), Sophie Von Salderm (4), María José Alonso (9), Mila Nicolich (21), Tatum Brown (19) -cinco inicial-, Lidia Mirchandani (3), Arminda Moreno (4) y Rosa Barranco (2).
19 de 46 en tiros de 2 puntos. 4 de 8 en tiros de 3 puntos. 14 de 16 en tiros libres. 29 rebotes (23 en defensa y 6 en ataque). 19 faltas personales.
Arbitros: Lucas y Sánchez. Excluyeron por cinco faltas personales María José Alonso (minuto 39).
Albert Orfila
Es probable que al Puig d'en Valls sólo le faltara el aliento de su hinchada para hacer historia en la Copa de la Reina. Al anfitrión virtual sólo le faltó serlo de verdad para tumbar al Salamanca y rubricar su presencia en las semifinales. Echó de menos el grupo de Sobrín una cancha caliente para reponerse a un tercer cuarto tóxico y avanzar en un torneo en el que se ha sentido demasiado extraño. Pocas veces el equipo local se siente tan solo y desarropado (70-64).
La mejor función de los cuartos de final fue un cúmulo de exageraciones. Lo fue el arrollador primer tiempo del PDV (22-49 al descanso); lo fue el tiempo que se pasó sin anotar en la reanudación (casi siete minutos y 0-15 en contra) y también la munición que malgastó en el último cuarto, justo cuando había vuelto a meterse en el partido (sumó cuatro ataques consecutivos consumiendo la posesión). Pese a la línea irregular que fue trazando el partido, la conclusión acabó siendo un cara o cruz. Ahí es cuando el Puig d'en Valls sintió algo de nostalgia y reclamó un espaldarazo que en Son Moix nunca encontró. Intenso y eficaz, el conjunto ibicenco pasó por encima de su rival en el primer acto. Tatum Brown y Mila Nicolich tiraron del equipo y el PDV dominó en todas las facetas del juego. El Salamanca fue un desastre atacando la defensa zonal que se había activado de salida y careció de argumentos para frenar a Brown y Nicolich. Lo que ocurría sobre la cancha no tardó en extraporlarse en el marcador. El 0-10 del PDV resultó algo más que intimidador. El arranque soñado para despojarse de nervios e intangibles que sacuden en todos los estrenos. Con porcentajes estupendos en ataque y un gobierno casi absoluto en el rebote, el Puig d'en Valls no tuvo excesivos problemas para manejar la renta que había forjado cuando el partido no había hecho más que amanecer e incluso incrementarla con una canasta sobre la bocina en el último suspiro del segundo cuarto (29-42).
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