Schumacher firmó de esta manera su cuarto título consecutivo
para Ferrari (los dos anteriores, en 1994 y 1995, los ganó con
Benetton-Ford y Benetton-Renault) y contribuyó junto a «Rubinho» a
la conquista del decimotercer título de constructores para la
escudería con la que ha logrado un nuevo récord: cinco campeonatos
seguidos (McLaren se había anotado cuatro entre 1988 y 1991).
El alemán, de 34 años, logró con merecimiento -ganó seis de las
16 carreras- un título que rompe a su favor el empate histórico que
mantenía con el argentino Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón en
la década de los cincuenta, pero también tuvo bastante suerte ayer,
ya que colisionó primero con el japonés Takuma Sato (BAR Honda),
accidente en el que perdió el alerón delantero; y más tarde con su
hermano Ralf (Williams-BMW), lo que no impidió que se asegurase el
punto que necesitaba para sumar la media docena de títulos.
En cualquiera de los casos, si no hubiese puntuado, su compañero
Barrichello cumplió su misión, al ganar en Suzuka. Después de haber
logrado la novena 'pole' de su carrera, el de Sao Paulo se anotó su
séptima victoria en F-1 y relegó al segundo puesto al finlandés
Kimi Raikkonen (McLaren), el único que podía aguarle la fiesta a
«Schumi» -debía ganar y esperar a que el alemán no puntuase-, en
una prueba en la que abandonaron por sendas averías dos potenciales
candidatos al triunfo: el colombiano Juan Pablo Montoya
(Williams-BMW) y el español Fernando Alonso (Renault).
«Rubinho» cubrió las 53 vueltas al circuito nipón (de 5.807
metros) en un tiempo exacto de una hora, 25 minutos, once segundos
y 743 y ganó la prueba por delante de Raikkonen y del compañero de
éste, el escocés David Coulthard, que también subió al podio.
Tras realizar una excelente salida y con Montoya fuera de
combate, Alonso hubiese saboreado de nuevo las mieles del éxito si
no hubiera sufrido la rotura de su motor en la siguiente vuelta,
justo cuando le empezaban a salir las cuentas de un hipotético
nuevo éxito.
Tuvo que abandonar por quinta vez en una temporada que resolvió
con matrícula de honor y en la que unió a su triunfo en Hungaroring
-donde dobló al séxtuple campeón- el segundo puesto de Barcelona y
los terceros de Malasia y Brasil, así como los récords de
precocidad en ganar una prueba, dar la vuelta rápida (Canadá),
subir al podio y firmar la 'pole' (ambas en Malasia): Alonso invita
a soñar.
Al final Schumacher se fundió en un emotivo abrazo con
Barrichello, el mejor segundo piloto, acción que repitió con Jean
Todt, su director de escudería.
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