El equipo azulgrana persigue este título desde 1984. Desde
entonces, levantar la Copa de Europa se ha convertido prácticamente
en una obsesión tanto para una generación de destacados jugadores
(Solozábal, Epi, Norris, Jiménez) como para los frustrados
seguidores que, año a año, esperaban la consecución del ansiado
título.
Pero en esta edición, las cosas han cambiado mucho y se ve con
optimismo la posibilidad de conquistar el título. El equipo se ha
construido casi exclusivamente para ganar la Euroliga, se fichó al
mejor jugador europeo posible (Dejan Bodiroga) y a un entrenador de
prestigio (Svetislav Pesic) con la idea de cambiar la dinámica
perdedora del equipo en esta competición (la Euroliga).
Y por el momento así ha sido. El Barcelona resuelve los
encuentros más ajustados y no falla a la hora de la verdad. Ha
pasado en el decisivo partido ante Olympiacos, cuando venció en una
vetusta cancha, en una situación límite en la que, por ejemplo, los
seguidores locales llegaron hasta mover la canasta para impedir que
entraran los tiros libres del Barcelona.
Hoy el Barcelona tendrá una nueva oportunidad, la que puede
resultar definitiva en una carrera sin fin que martillea a los
azulgrana.
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