Los jugadores pudieron descargar toda la tensión acumulada en
las horas previas al encuentro ante Bosnia. Presionados por la
necesidad de lograr los tres puntos y preocupados por el viaje a
Israel, la selección vivió momentos difíciles antes de jugar en el
nuevo estadio Carlos Tartiere.
La mañana del sábado se reunieron con el secretario de Estado
para el Deporte, Juan Antonio Gómez Angulo, al que le expresaron su
preocupación, y no fue hasta la noche cuando éste confirmó que el
Gobierno había recibido todas las garantías de que la estancia de
la delegación española en Israel no tendría complicaciones.
La goleada a Bosnia (4-1), finalmente, sirvió para relajar el
ambiente, porque la victoria en el estadio Ramat Gan de Tel Aviv ya
no es imprescindible.
Tanto el seleccionador como los jugadores admitieron que el
encuentro más trascendente, en el que España se jugará la
clasificación a la fase final, es el que jugará en septiembre,
contra Austria.
Ayer, los jugadores titulares tuvieron una suave sesión de
recuperación y los suplentes se entrenaron durante hora y media, en
el estadio Tartiere, donde fueron saludados por el técnico del
Oviedo, Radomir Antic. El único sobresalto fueron los cohetes que
se lanzaron cerca del estadio, dentro de los actos que marcan el
comienzo de las fiestas de La Balesquida.
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