La selección española reanuda hoy en Alicante su camino hacia el
Mundial 2002 con un encuentro fácil sobre el papel ante
Liechtenstein, a la que debe superar con contundencia y goles que
alivien las derrotas sufridas en los últimos amistosos frente a
enemigos del primer nivel mundial.
Los contratiempos contra Argentina, Alemania, Holanda e
Inglaterra mantienen a España en su cruda realidad: navega como
nadie en las fases clasificatorias, pero luego cae en los momentos
decisivos ante rivales de primera magnitud. José Antonio Camacho
planificó desde su llegada al cargo en septiembre de 1998 un
calendario de amistosos ante las mejores selecciones. Al principio
todo salió bien y el equipo tomó un rumbo ilusionante, pero tras
caer en los cuartos de final de la Eurocopa ante Francia se volvió
a la misma senda de las dudas.
El técnico de Cieza admitió que se había equivocado por pensar
solamente en la selección sin tener en cuenta el apretado mundo de
las competiciones de clubes y asumió toda su responsabilidad tras
caer en Birmingham frente a Inglaterra (3-0) el pasado mes. En este
panorama de sinsabores ante los grandes llega este compromiso
oficial de Liechtenstein y el siguiente, cuatro días después, en
Valencia contra Francia, la actual campeona mundial y continental,
que se ha convertido en el foco de atención de esta
concentración.
El encuentro frente al modesto equipo del Principado
centroeuropeo no deja de ser importante por tratarse de un paso más
hacia el Mundial y, aunque no puede ser una referencia del estado
de España por la teórica debilidad del rival, una goleada, como
todo el mundo en Alicante espera, daría oxígeno a Camacho y sus
hombres.
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