En lo estrictamente deportivo, la jornada representó una
oportunidad única para las cabalgadas en solitario, pero ninguna de
ellas resultó fructífera. Lo probaron con mayor o menor fortuna
Germán Nieto, Contrini, Van Kessel, Díaz Lobato, Thibout, Flecha,
Tafi, Anguita, Martín Garrido, Botero, Dessel, Marini, Faresin.
Precisamente Botero, Dessel, Marini y Faresin, que se unió después
a ellos, fueron los protagonistas de la escapada más larga de la
jornada, casi 110 kilómetros, pero no por ello iba a tener éxito la
misma.
Poco después de que estos corredores demarrasen en cabeza del
pelotón se produjo el hecho más grave de la jornada, con la caída
de varios corredores del Relax Fuenlabrada y el Polti, en la que se
vio involucrado un corredor del Jean Delatour, el francés Bruno
Thibout, que al esquivar a los caídos se estrelló de formas
espectacular y muy peligrosa contra la parte trasera de uno de los
coches del equipo italiano. Bruno Thibout sufrió en el accidente la
fractura del tabique nasal, pérdida de piezas dentales y
traumatismos facial y craneoencefálico que obligaron a su traslado
a un centro médico próximo.
Por delante y ya después de la neutralización de los fugados, a
un ritmo trepidante y muy rápido, que hizo desaparecer el retraso
que habían acumulado en la primera parte de la carrera, se
sucedieron continuamente los demarrajes, primero con Sastre, luego
con Laiseka o Vinokúrov, pero fue a poco más de doscientos metros
para la línea de meta cuando Roberto Heras lanzó el ataque
definitivo, dejó clavados a todos sus rivales y se adjudicó una
meritoria victoria que le permitió restar unos importantes
segundos, incluida bonificación, a los rivales que tiene por
delante en la tabla general.
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