«No me considero un sprinter, soy un clasicómano. Pero siempre
se me ha dado bien el sprint», señaló Óscar Freire. El líder del
Mapei explicó cómo se desarrolló la primera llegada masiva de la
Vuelta: «El equipo me lanzó bien. No estuvo en los últimos
kilómetros, pero sí antes para resguardarme del viento y colocarme
delante. Antes arrancaba con fuerza, pero estaba mal ubicado. Ahora
tento más confianza y me sitúo mejor». «Hacía tiempo que no me
encontraba tan bien como ahora al sprint. Iba a probar, no sabía
cómo estaban los demás y he comprobado que yo estoy muy bien. Me he
encontrado en todo momento muy bien colocado y con bastantes
fuerzas. He demostrado este año que no era un campeón del mundo por
casualidad y todas las victorias que he conseguido han sido muy
importantes», señaló.
Freire anunció en la víspera del inicio de la ronda que su
propósito era obtener una victoria antes de retirarse en su tierra,
Cantabria. «El objetivo está cumplido, pero ahora... habrá que
ganar más etapas, ¿no?», dijo entre risas. Fue entonces cuando se
acordó de su lesión de espalda, de aquella que le ha recortado
hasta 39 los días de competición previos a la salida en Málaga. «Si
no fuera por ella, habría competido 70 días y hubiera conseguido
algún triunfo importante», lamentó.
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