TXEMA GARCÍA (AMSTERDAM)
Un «gol de oro» conseguido de penalti por Zinedine Zidane, en la segunda parte de la prórroga del partido de semifinales de la Eurocopa entre Francia y Portugal, acabó con el sueño de la «generación de oro» portuguesa de alcanzar por fin la final de un gran campeonato.

Los jugadores portugueses, que fueron campeones por dos veces del mundo Sub 20 en 1989 y 1991, demostraron durante la Eurocopa 2000 haber alcanzado la madurez suficiente para estar entre los grandes en su etapa adulta, pero les faltó subir el último escalón. Los Figo, Rui Costa, Nuno Gomes, Joao Pinto, Sergio Conceicao, Fernando Couto o Vitor Baia deberán aguardar ahora al próximo Mundial de Corea y Japón (2002) o a la siguiente Eurocopa que se disputará precisamente en Portugal (2004) para intentar llegar más lejos. La «generación de oro» portuguesa ha igualado en la Eurocopa las mayores gestas hasta ahora de sus predecesores, que son el haber alcanzado en otras dos ocasiones anteriores las semifinales de un gran campeonato: la del Mundial de 1966, cuando Portugal acabó tercero, y la del Europeo de 1984.

Figo, que aspiraba a ser elegido mejor jugador de la Eurocopa y que probablemente acabará siendo batido tras la derrota de ayer por el francés Zidane o por el holandés Patrick Kluivert, ha liderado a uno de los mejores equipos portugueses de la historia, como Eusebio lo hizo con aquella selección de 1966 y Chalana con la de 1984. El Portugal de la Eurocopa 2000 ha encandilado con su fútbol eminentemente técnico, de control y toque del balón, aunque se ha despedido con el sabor amargo que supone siempre una derrota. Esa amargura ha sido mayor, si cabe, por la manera en que se produjo la derrota ante Francia por 2-1 y tras un penalti.