MANUEL CHECA - (AFP)
La selección española conocerá el domingo en Brujas, en el partido de cuartos de final de la Eurocopa, al nuevo Zinedine Zidane, un centrocampista afortunado al contar con la rapidez de Thierry Henry y Nicolas Anelka. El «cerebro» francés, el mismo que marcó contra España en el último partido que ambas selecciones han disputado, el 28 de de enero de 1998 en la inauguración del Stade de France, tiene en estos dos jugadores el complemento ideal para sus pases medidos y adelantados. Algo que le faltó tal vez en el Mundial de Francia-98 con el estático Stephane Guivarc'h, que terminó el torneo sin haber marcado un solo gol.

En el Mundial ya pudo contar en ocasiones con un Henry más inexperto pero no menos resolutivo, aunque ahora el delantero del Arsenal parece imparable. Se diría hecho a la medida de Zidane, aunque el jugador del Juventus haya dicho en más de una ocasión que con quien mejor se entiende es con su amigo íntimo, Christophe Dugarry. El primer deber de España deberá ser parar a Zidane. En las tribunas estará su esposa Veronique, de origen español, que sueña, igual que Zidane, con abandonar Italia y pasar al Barcelona o Real Madrid algún día.

Para Zidane, ganar la Eurocopa es un sueño mucho más grande que el de jugar en España. El torneo continental, para él y para toda la selección francesa es la oportunidad de demostrar que el triunfo en el Mundial, en su suelo, no fue una casualidad. Que sus dos goles contra Brasil el día del mal imprevisto de Ronaldo tienen que tener una continuación en este torneo continental.