MANUEL CHECA (AFP)
Mientras en América del Sur se alaba la hazaña del guardameta colombiano Óscar Córdoba por su papel en el título de la Copa Libertadores para Boca Juniors, la Eurocopa reúne todo un abanico de «cantadas» de los arqueros, que les ha convertido en protagonistas. El pistoletazo de salida lo pusieron el belga Filip De Wilde y el español José Francisco Molina. El primero, de 36 años, cometió un error circense que valió a Suecia su único gol en un partido que acabaría ganando Bélgica por 2-1.

José Francisco Molina, de 30 años, por su parte, recordó fallos de sus antecesores en la puerta española como Luis Arconada o Andoni Zubizarreta cuando también saltó a la desesperada con el noruego Steffen Iversen. Ese error costó a España la derrota por 1-0 contra los escandinavos en su primer partido. El alemán Oliver Khan, de 30 años, considerado por muchos el año pasado el mejor portero del mundo, se comió el balón en el segundo gol de Portugal, que se impuso a los germanos por 3-0 con tres goles de Sergio Conceiçao. El disparo del centrocampista luso dobló las manos del arquero alemán que vio como se le escapaba el balón bajo sus rodillas.

El guardameta danés Peter Schmeichel, de 36 años y 123 veces internacional, una auténtica institución en el mundo de los porteros, vio como sus rivales le marcaban ocho goles en tres partidos. Una afrenta para alguien que ha recibido el premio al mejor portero del mundo en dos ocasiones. Su calvario empezó con Francia (3-0), siguió con Holanda (3-0) y terminó con la República Checa (2-0). Otro de los que se quiso esconderse, también veterano, es el rumano Bogdan Stelea, de 32 años. Una mala salida significó el segundo gol en contra frente a Inglaterra, marcado por Michael Owen. Al final ese 2-1 a favor de los británicos fue transitorio y los rumanos le dieron la vuelta al marcador. Cada vez llegan más porteros latinoamericanos a Europa. Alguna razón habrá.