DAVID ÀLVAREZ - BARCELONA
Nadie, ni madridistas ni barcelonistas, ponen en duda que un 0-2 sería irremontable y que, por muchos contratiempos que se le presenten a Sergio Scariolo, resulta imposible que al técnico italiano le ganen tres partidos seguidos, dos de ellos en el Raimundo Saporta.

En estas circunstancias, el giro que ha dado la presión en pocas horas hace que la baja de Alberto Herreros, confirmada también para este segundo partido, parezca menos trascendente y que, por contra, los problemas físicos de Rodrigo de la Fuente, que se lesionó durante el primer encuentro de la serie, se le haga un mundo a Aíto García Reneses.

En estos momentos, las molestias que arrastra Roberto Dueñas, al que García Reneses prefirió reservar tras el descanso del partido que abrió la final ante la seguridad de que el Real Madrid no dejaría escapar la victoria, y la maltrecha rodilla de De la Fuente parecen factores mucho más desequilibrantes que la ausencia irremediable de Herreros.

Mientras el Real Madrid se cuelga el cartel de favorito que antes lucía su rival, el Barcelona se aferra al convencimiento en que difícilmente repetirá en toda la final un desacierto ante el aro como el del primer partido de la serie. Los barcelonistas son conscientes del buen trabajo defensivo que planteó Scariolo, pero ni así se explica el 35 por ciento de acierto en tiros de campo con el que acabaron el encuentro. El Real Madrid, en cualquier caso, ha descubierto ya el camino que le lleva al título. El Barça debe salir lo antes posible de una situación que amenaza con convertirse en espiral hacia el fracaso.