Nicolas Anelka abraza a Roberto Carlos tras conseguir el gol del Real Madrid que le dio el pase a la final de París. Foto: FRANK LEONARDI/EPA.

2 BAYERN MÚNICH: Kahn; Babbel, Kuffour, Andersson, Lizarazu; Paulo Sergio, Jeremies, Effenberg, Scholl; Elber y Jancker.
Cambios: Salihamidzic por Babbel, Fink por Jeremies y Santacruz por Jancker
1 REAL MADRID: Iker Casillas; Geremi, Iván Campo, Helguera, Julio César, Roberto Carlos; McManaman, Redondo, Sávio; Raúl y Anelka.
Cambios: Karembeu por Sávio, Sanchis por Anelka y Karembeu por Savio
ÀRBITRO: Graham Poll (Inglaterra). Mostró tarjeta amarilla a Jeremies, Elber y Lizarazu, del Bayern de Múnich, y a Geremi y Savio, del Real Madrid.
GOLES:
Minuto 11: Jancker, de volea, agarra un balón dentro del área que bate a Iker, 1-0.
Minuto 30: Anelka, de cabeza, a pase de Sávio, 1-1.
Minuto 54: Elber aumenta la distancia para el Bayern, 2-1.
INCIDENCIAS: 63.000 espectadores llenaron las gradas del estadio Olímpico de Múnich. Césped en perfectas condiciones.
Anelka entró en acción en un partido en el que el Real Madrid sufrió. Lo lógico, como era de esperar en un encuentro de este calado. Anelka, con su actuación, puede cambiar el panorama de su club. Llega a la recta final de la temporada con un talante diferente. Y puede ya ayudar al Real Madrid la ilusión de soñar con la octava Copa de Europa.

Anelka asegura una final española en París y, además, en el aspecto personal, su ascensión le puede situar ya en la selección de Francia que acudirá a la Eurocopa.

Ottmar Hitzfeld, el técnico del Bayern, tiró por el camino más corto para intentar la remontada. Puso de inicio a Jancker, algo que Vicente Del Bosque no esperaba. En el Madrid creían que este gigante de 1'93 con aspecto de Mister Proper saldría si el asunto se ponía feo para el Bayern.

Pero no. El poderío de «Fussball Gott», el 'dios del fútbol', como le corean con un encendido respeto los hinchas del Bayern, amedrentó al Madrid con un cuarto de hora fulgurante. A los dos minutos le ganó un balón aéreo a Iker Casillas y nueve después enganchaba una volea que se convirtió en gol y que dejó helado al Madrid.

Parecía el principio del fin. El estadio se venía abajo. Con un sinfín de balones colgados al área madridista que pintaban mal para Iker. Ahí, Jancker, un auténtico armario, se movía a sus anchas.

Sin embargo, el Madrid varió el rumbo del partido. Cuando nadie daba un duro por el equipo, Fernando Redondo remontó el vuelo, se erigió en líder una vez más de sus compañeros y a la media hora Anelka, con un soberbio remate de cabeza, pintaba la cara a Oliver Kahn y machacaba al Bayern.

El 1-1 sirvió al Real Madrid para aclarar las ideas. Redondo le puso al partido la velocidad que él quería. Ralentizó primero, le colocó luego la marcha idónea y, con la contra como argumento, el Madrid comenzó a poner contra las cuerdas al Bayern.

El segundo tiempo fue otra historia. El Bayern barrió al Madrid del mapa. Jancker continuó siendo su punto de referencia arriba y Elber su estilete. Trabajó mucho Elber todo el partido y su constancia encontró el premio justo. Hizo el 2-1. El agobio del Bayern era brutal. Iván Campo, Julio César y Helguera pusieron todo su empeño en despejar como podían el carrusel de balones que buscaban la cabeza de Elber y de su socio, Jancker, el futbolista más carismático para la gente del Bayern.