M. TORRES El Ca Nostra sigue sin ver luz al otro lado de un túnel en el que entró hace unos meses cuando la situación precaria en la que se encontraba se acentuó y afloró con la pérdida de la posición en la zona de lucha por el título del primer equipo.

Un éxito deportivo de ese tipo habría mantenido la ilusión alrededor del primer equipo, que es el que parece destinado a desaparecer, pero la derrota en la última jornada de la fase regular, que le dejó fuera del grupo por el título anuló esa posibilidad.

Desde entonces directivos y técnicos se han quejado de una falta de apoyo por parte de algunas instituciones y por parte de la sociedad de Sant Antoni, que hasta el momento no ha sido capaz de reunir un grupo de personas interesadas en trabajar para sacar al club adelante.

La asamblea del lunes era, en principio para eso, es decir, para que la directiva del club viese que masa social le apoyaba y que soluciones, opciones o caminos le quedan a los de Sant Antoni para evitar que el primer equipo desaparezca. El fracaso fue absoluto, ya que la directiva del club se vio arropada tan sólo por dos personas, en vista de lo cual se tomó la decisión de hacer otras gestiones.

«La asamblea fue fatal, porque a parte de la directiva, sólo vinieron dos personas más. La verdad es que es un poco desmoralizante. Ante esta perspectiva, lo más probable es que desaparezca el primer equipo y trataremos de mantener el resto de las categorías. Sin embargo, no hemos decidido nada de forma definitiva, porque queremos esperar a ver si podemos arreglarlo», explicó Juan Francisco Sala, presidente del Ca Nostra. Una de las medidas que quiere adoptar la directiva es reunir a los padres de los jugadores de las categorías inferiores, para ver hasta que punto están dispuestos a implicarse en solucionar el futuro del club. «Esta semana tenemos reuniones con Consell y Ayuntamiento y el lunes en la reunión semanal de la directiva volveremos a analizar la situación y decidiremos si convocamos a los padres y que les proponemos», explicó Sala.