MARCO TORRES La velada de boxeo organizada por el Ibiza Boxing Club (IBC) resultó ser todo un éxito tanto deportivamente, como en lo que a la respuesta del público se refiere. La propuesta atrajo a unas 800 personas, que quedaron enganchadas con las evoluciones de los doce púgiles participantes. Al final, el club ibicenco y el invitado, Rimer Box de Madrid, se repartieron los triunfos por igual.

La competición empezó con el enfrentamiento entre el ibicenco Antonio de Amo y el madrileño, Luis Aguila, en el combate de los pesos medios, con victoria del púgil local a los puntos. La segunda entrega de la noche fue la del peso ligero entre Daniel Muñoz y el púgil de origen soviético Piotr Petrov. La victoria fue para Muñoz a los puntos.

En los superligeros hubo dos combates. En el primero se enfrentaron José J. Pardo contra el luchador local Francisco José Babiano, con victoria local a los puntos.

Estas fueron las tres victorias de los púgiles locales, que entrenan bajo la disciplina de Bartolo Bonet, a partir de aquí el dominio fue para los madrileños, que se llevaron las tres peleas disputadas en la segunda parte de la velada.

El cuarto combate de la noche y segundo de superligeros lo protagonizaron Miguel A. Montoliu, en representación del IBC, y Vladimir Petrov, por el Rimer Box. La victoria fue para Petrov por puntos.

César Pérez, un púgil que estuvo en Eivissa y ahora reside en Madrid, protagonizó el quinto combate ante Luis Almansa, en el peso welter. Al ser compañeros de club y de entrenamiento, ninguno de los dos quiso emplearse a fondo, circunstancia que comprendió el público asistente, que demostró un gran conocimiento de este deporte. Al final ganó Almansa a los puntos.

El último combate fue el más desequilibrado. A priori, Toni Torres «Botja», era uno de los púgiles locales con más posibilidades, no en vano es campeón de Balears. Sin embargo, el luchador del Rimer Box Spartak Chincharauli resultó ser más duro de lo esperado y en un par de ocasiones estuvo a punto de hacer que «Botja» besase la lona. El ibicenco también le dio lo suyo y le hizo daño en la línea de flotación, es decir, en el hígado, afectando a la respiración. Al final se impuso Chincharauli por manifiesta inferioridad del ibicenco en el tercer asalto.