El jugador del filial Romerito disputa un balón al internacional rumano Hagi. Foto: JOAN TORRES.

TOMEU TERRASA, FERNANDO FERNÀNDEZ Y JOAN TORRES
(ENVIADOS ESPECIALES A ESTAMBUL)
2 GALATASARAY: Taffarel; Fatih, Capone, Bulent, Ahmet, Ergun; Okan (Mehmet, min. 77), Arif (Hakan Usal, min. 67), Hagi, Hasan; y Sukur (Marcio, min. 85).
1 REAL MALLORCA: Leo Franco; Armando, Siviero, Nadal, Carreras; Novo (Stankovic, min. 71), Romerito, Robles, Ibagaza (Djakai, min. 71), Serrizuela; y Carlos (Tristán, min. 62).
GOLES: 1-0. Min. 34. Capone. 2-0. Min.46. Hakan Sukur. 2-1. Min.62. Carlos.
ARBITRO: Stefano Braschi (Italia). Mostró cartulina amarilla a Armando, Robles, e Ibagaza del Mallorca. Expulsó al técnico del Mallorca, Fernando Vázquez en el minuto 89.
INCIDENCIAS: 22.000 espectadores en el estadio Ali Sami Yen, de Estambul.En el infierno nunca ha habido milagros y en el planeta fútbol, pocos. El Real Mallorca abandonó Estambul y el mítico Ali Sami Yen con el mismo gesto con el que llegó: cabizbajo y derrotado. La herencia de Son Moix asemejó la supervivencia europea del grupo de Vázquez a una misión imposible. Y en eso se quedó. Galatasaray impuso de nuevo su fútbol vertical y de anticipación ante un equipo plagado de nombres huérfanos de linaje con empaque pero que apelaron al orgullo en busca de la épica. El Mallorca reclamó atención y respeto desde que el duelo adquirió vida, pero su tratado de intenciones sufrió daños irreparables a la media hora de partido.


Gica Hagi botó una falta y envió el esférico al otro palo. Por allí apareció Capone, un defensa que no tuvo problemas para engañar a Juan José Serrizuela y empujar el balón al fondo de la red. Poco antes, Arif quiso burlarse de Leo Franco trazando una vaselina, pero el adorno acabó con el esférico muchos metros por encima del travesaño y perdido por la línea de fondo. El Mallorca, con una alineación inédita "varios futbolistas del filial y el juvenil Robles", escribió el guión del partido durante un buen tramo de la primera parte. Presionó bien la zona de creación del rival y manejó el balón con criterio. Serrizuela primero y Carlos Domínguez después estuvieron a punto de enmudecer las treinta mil gargantas turcas que nunca parararon de festejar el segundo gran éxito continental del Galatasaray, pero Claudio Taffarel respondió con acierto.