El español Abraham Olano, del equipo ONCE, se proclamó ayer ganador
de la XXXV Tirreno-Adriático de Ciclismo, tras la disputa de la
octava y última etapa, en la que se impuesto al esprint el letón
Romans Vainsteins, del Vini Caldirola.
Vainteins entró, en una etapa con salida y llegada en San
Benedetto del Tronto de 166 kilómetros, con un tiempo de cuatro
horas, 34 minutos y 52 segundos, por delante del italiano Mario
Cipollini y del alemán Erik Zabel, segundo y tercero,
respectivamente.
Esta es la segunda ocasión en la que un corredor español se
adjudica el triunfo final en la Tirreno-Adriático, prueba que se
inició a disputar en 1966 y que en 1991 vio el triunfo de Herminio
Díaz Zabala, también con los colores de la Once.
La última etapa, como viene siendo habitual, resultó un paseo de
homenaje a los líderes de las diferentes clasificaciones, por lo
que transcurrió con normalidad y tan sólo se registró la clásica
escapada de modestos y corredores con muchos minutos de
diferencia.
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