El piloto español Alex Crivillé celebró, entre churrascos y baños
no consentidos, su primer título de campeón del mundo de 500 cc en
un céntrico hotel de Río de Janeiro, tras conseguir el domingo tan
preciado galardón al terminar sexto la carrera del Gran Premio de
la capital carioca.
Era una celebración anunciada aunque mantenida en secreto por el
principal patrocinador del equipo HRC de Honda, la petrolera
española Repsol, pero no por ello menos esperada. Con prácticamente
la totalidad de los pilotos españoles actualmente en el campeonato
del mundo y viejos campeones como el laureado Angel Nieto y «Sito»
Pons, así como el hasta ayer su máximo rival en los circuitos, el
japonés Tadayuki Okada, Crivillé celebró su título por todo lo
alto. También estuvo presente en la celebración el ex futbolista
Emilio Butragueño, que acudió en representación de Francisco
Villar, Secretario de Estado para el Deporte.
La velada comenzó distendida y jovial, pero con el paso de las
caipiriñas y las carnes braseadas, el ambiente terminó por
caldearse y el primero en caer a la piscina aupado por sus amigos
fue el campeón, Alex Crivillé.
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