Aitor Zabaleta al volante de su barqueta instantes antes de una de las salidas del año pasado, en el que se adjudicó el triunfo, por delante de Andrés Vilariño. Foto: RAMON TUR.

MARCO TORRES El camino que conduce a la Pujada a sa Cala, que el próximo octubre cumplirá su decimoquinta edición, será este año un poco más duro de lo habitual. El rodaje y experiencia que se le supone a la organización de un acontecimiento de esta envergadura ha perdido parte de su efectividad en la edición del 99 debido a ciertas circunstancias.

Manuel Adana, presidente del Automóvil Club de Ibiza y Formentera (ACIF), organizador de la prueba, aseguró que este «año se ha empezado un poco más tarde». De todas formas, el club, que normalmente por estas fechas ya tiene casi todo arreglado, se ha encontrado con el retraso que ha supuesto, en la decisión de las instituciones, las pasadas elecciones. El cambio de gobierno ha retrasado algunas decisiones cruciales para que los organizadores sepan con que apoyo cuentan. El año pasado, de los 11 millones de presupuesto de la Subida Isla de Ibiza, última prueba del Campeonato de España de montaña, el Consell y el Govern aportaron casi 5. El resto salió de las inscripciones y los sponsors privados. Además, a estas circunstancias hay que sumar la falta de presupuesto que asoló la Conselleria d'Esports del Consell antes de los comicios.

Según Adana, el traspaso de competencias también influye: «Este año el Consell ha recibido las competencias de espectáculos, y hasta que se pongan en marcha y lo tengan rodado será menos fluido que los otros años cuando estaban en el Govern», aclaró.