ESPECIAL PARA UH
El italiano Mario Cipollini, del equipo Saeco, hizo historia en el Tour de Francia al adjudicarse la etapa más rápida de la carrera marcando una media de 50'356 kilómetros por hora en los 194'5 kilómetros entre las localidades de Laval y Blois.

Cipollini, uno de los grandes derrotados en las llegadas masivas de las jornadas anteriores, en esta ocasión se sacó la espina y además de lograr su octavo triunfo de etapa en el Tour fulminó el récord que tenía el belga Johan Bruyneel con 49'4 km/hora en la edición de 1993, en una etapa de 158 kilómetros entre Evreux y Amiens.

Los 194'5 fueron recorridos por Mario Cipollini en 3 horas, 51 minutos y 45 segundos., mismo tiempo que el alemán Erik Zabel y el australiano Stuart O´Grady que daban tiempo al pelotón donde estaba el líder, el estonio Jaan Kirsipuu por lo que la general no sufre cambios importantes en sus primeros puestos aunque, por las bonificaciones, las diferencias son mayores y Olano sigue siendo el mejor español ahora a 35 segundos, en el sexto puesto.

La etapa, al margen de ese récord de Cipollini, no tuvo mayor historia, pues cumplió los pronósticos, es decir que los aventureros, en este caso el francés Morín y el italiano Mondini se encargaron de dar emoción a una jornada que resultó de trámite para los Olano, Escartín, Zulle, Julich y Armstrong entre otros.

La explicación a esa velocidad de vértigo no es otra que el viento favorable que acompañó a los corredores desde que iniciaron la etapa en Laval.
El viento hizo que la salida fuera muy rápida, con continuos intentos de escapada y las consiguientes precauciones de los favoritos para evitar cortes.

La etapa se «normalizó» cuando se produjo la escapada del día. Hacía el kilómetro 61 se marcharon diez corredores, entre ellos el español Alvaro González de Galdeano y los aventureros del día y Morin y Mondini.

Ninguno de ello era peligroso para la general por lo que contó con el visto bueno del equipo del líder, el Casino francés del corredor de origen estonio Jaan Kirsipuu. Como suele ocurrir, la armonía en el grupo no fue buena y al final, después de muchas hostilidades, se quedaron en cabeza Morin y Mondini que llegaron a abrir un hueco de casi seis minutos.