Los más de seis metros de cachalote quedaron varados junto a los embarcaderos de Porroig, donde fue arrastrado por el oleaje.

Inerte a los pies de los embarcaderos en Porroig tras ser arrastrado por el fuerte oleaje que azotó durante la jornada de ayer el litoral de Ibiza. Así es como encontró un vecino de esta zona de Sant Josep un cachalote de algo más de seis metros y varias toneladas de peso.
El cetáceo presentaba una herida junto a una de sus aletas y todo apunta a que llevaba varios días muertos. El temporal que azota en las últimas horas las Pitiusas acabó por expulsar el cachalote hasta la línea litoral de Porroig, donde quedó varado.

A primera hora de la tarde y a pesar de la lluvia que caía, decenas de vecinos se acercaban para ver en primera persona cómo había quedado el animal varado.
«Es una sorpresa mayúscula y no deja de ser desagradable porque se trata de un animal muerto», apuntó Roberto, un vecino de Sant Jordi que se acercó hasta el punto donde se encontraba el gran cetáceo desde la madrugada.
La llegada de estos grandes mamíferos marinos a la costa no es muy normal, pero su presencia en alta mar es muy común en esta zona del Mediterráneo. La oceanógrafa del Acuario de Sant Antoni, Verónica Núñez, explicó que suelen estar durante todo el año y no es nada extraño verlos mar adentro.
Núñez indicó que en los próximos días se puede producir la llegada a la costa de otros animales por los efectos del temporal y los fuertes oleajes. En este sentido apuntó que el viernes recogieron una tortuga boba (Caretta caretta) en Platges de Comte. La oceanógrafa lamentó la gran cantidad de plásticos que tenía la tortuga. Añadió que hoy se trasladará a Porroig para ver el cachalote y analizar las posibles causas de la muerte.
En principio, el Ayuntamiento de Sant Josep es el encargado de la retirada de los restos del cetáceo. Núñez avanzó que lo más factible será hacerlo por mar dado el difícil acceso a Porroig.

Los cachalotes (physeter macrocephalus) son una especie en peligro de extinción en el Mediterráneo.
En los últimos años, los investigadores han confirmado un preocupante aumento de ejemplares que presentaban heridas o cicatrices provocadas por el impacto con embarcaciones en la zona del canal de Ibiza donde se registra un intenso tráfico de buques. Todo apunta a que un impacto con un barco sería la causa de la muerte de este ejemplar.