López Gazado, que recibió tres disparos mientras cenaba poco
antes de la medianoche con una mujer y un amigo en el restaurante
Siena, pereció prácticamente en el acto cuando dos encapuchados
abrieron fuego contra él con sendas pistolas. El empresario, al que
uno de los tiros alcanzó en la zona del corazón, tenía residencia
eventual en Cala Carbó.
La Guardia Civil barajaba ayer la venganza o el ajuste de
cuentas como primera hipótesis tras rastrear el pasado de la
víctima. Sin embargo, pese a que se sabe que dos personas fueron
las que dispararon, no se descarta que hubiera otros dos implicados
en el suceso. Las informaciones a este respecto eran confusas y el
instituto armado sopesaba varias posibilidades después de recoger
distintos testimonios. El fallecido no sólo contaba con negocios de
automoción en Madrid sino que también tenía intereses comerciales
en Málaga. Al parecer, llegó a ser investigado y detenido en el
transcurso de una operación antidrogas en la que se seguía la pista
de una organización que traficaba con hachís. Respecto a los
negocios de automoción, también se le vinculó con la compraventa de
coches de lujo y con la importación de vehículos.
La unidad de Policía Judicial, junto con agentes del Area de
Investigación del puesto de Sant Antoni, emprendieron las primeras
pesquisas mientras unidades de policía de todos los ayuntamientos
de la isla y de la Guardia Civil de Tráfico intentaban localizar el
Seat Toledo en el que huyeron los asesinos.
Identificaciones
Durante la noche fueron identificados varios vehículos sospechosos
y al cierre de esta edición los dispositivos de alerta continuaban
activados. En los minutos posteriores al crimen, además, también se
interrogaron en el retén de la Policía Local de Sant Josep a una
veintena de personas que se supone podían aportar datos a la
investigación.
Entre estos testigos figuran el amigo que acompañaba a la
víctima y la mujer, así como la madre, un hermano y una tercera
persona conocida del fallecido. Algunas fuentes señalaron que una
de estas personas llegó a decir 'sabíamos que esto podía ocurrir'.
Entre estas mismas personas tampoco se recogieron datos decisivos
que pudieran contribuir a la investigación.
Mandos de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía
impartieron desde estas mismas dependencias las primeras
instrucciones para intentar aclarar lo ocurrido. Los agentes de
Policía Judicial, a su vez, recogieron en el lugar del crimen entre
diez y quince casquillos. La munición pertenecía a los calibre 6/35
y 9 mm parabellum y sobre ella también se realizaban distintas
gestiones para intentar con ello desvelar a las personas que
dispararon o que podían estar detrás del crimen. Las gestiones por
localizar el turismo, un Seat Toledo gris metalizado o plateado,
también se estaban llevando a cabo siguiendo distintas pistas y
matrículas, sin descartarse que las placas utilizadas
correspondieran a una moto u otro coche distinto al que tomaron los
asesinos. La Guardia Civil, a este respecto, llegó a interesarse
por un turismo que a primera hora de la mañana fue retirado por la
Policía Local de Sant Josep en la carretera que enlaza el
aeropuerto con sa Caleta después de que se comprobara que estaba
mal estacionado. Los agentes también buscaban, bajo la premisa de
total anonimato, contactar con algún testigo que viera lo sucedido
y que pudiera aportar datos esclarecedores sobre el vehículo
empleado y sobre las características de los asesinos.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.