Las llamas, que se apoderaron de la mayor parte de los edificios
militares, ocasionaron la explosión de bombas de grueso calibre y
de varios misiles que cayeron en áreas residenciales situadas hasta
a 30 kilómetros de distancia. Las explosiones incendiaron
edificios, rompieron los vidrios de todas las ventanas y «sacudían
la tierra como si se tratara de un seismo», según residentes de las
zonas aledañas al cuartel. Varias dotaciones de bomberos, asistidas
por militares y voluntarios civiles, trabajaron cerca de doce horas
para apagar por completo el fuego en el cuartel, según las imágenes
de la televisión nacional, que mostraron también como decenas de
cadáveres eran extraídos del canal de Isolo.
Las autoridades locales no han podido determinar aun las causas
del incendio, que destruyó una decena de fábricas en el área
industrial de Ikeja donde se encuentra el destacamento militar,
aunque confirmaron que hay abierta una «urgente investigación»
ordenada por el Gobierno federal del país. Al comenzar las
explosiones, cientos de miles de personas huyeron de sus hogares
despavoridas en busca de refugio, después de que se propagara el
rumor de que se trataba de una intentona de golpe de Estado por
parte del Ejército. El presidente del país, que visitó la zona,
ordenó que se investigue la tragedia. Por su parte, el gobernador
de Laos calificó el incendio de «desastre nacional».
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