Amparándose en las opiniones de la forense y el psicólogo que
reconocieron a la denunciante, y en la «falta de coherencia» del
testimonio del testigo de la acusación que declaró ayer ante la
Audiencia Provincial a través de vídeoconferencia, la fiscalía
decidió pedir la absolución para el hombre que en agosto de 1999
fue acusado de haber violado a una mujer a bordo de un llaüt en
Sant Antoni.
El juicio fue interrumpido el pasado mes de diciembre
precisamente por la incomparecencia del mencionado testigo. La
fiscalía recordó durante la vista que el acusado siempre ha
defendido su inocencia y que, desde un principio, aseguró que él no
insistió para que la denunciante subiera a la embarcación, sino que
fue ella misma quien desechó otras posibilidades para llegar a Sant
Antoni desde la cueva de Toni Roig, cerca de es Caló d'es Moro, una
declaración que fue respaldada por un testigo de la defensa el
pasado mes de diciembre. Asimismo, la representante de la fiscalía
en la sala señaló que «habría sido importante la presencia de la
denunciante, pero sorprendentemente no ha sido citada para declarar
en el juicio».
Según la denuncia, la mujer fue forzada sexualmente en un llaüt
por un hombre que la estaba llevando desde la cueva de Toni Roig
hasta el muelle de Sant Antoni. La acusación solicitó para el
acusado una pena de entre 12 años y seis meses a 15 años de prisión
y argumentó la existencia de arañazos en los brazos de la mujer,
así como golpes y moratones en sus muslos. En este sentido, la
fiscalía remarcó que dichas lesiones se encontraban en la cara
externa de los muslos, cuando en casos de violación dichos
moratones aparecen en la cara interna.
Por su parte, la defensa recordó que no se presentó ninguna
denuncia hasta 48 horas después de los hechos, cuando, al parecer,
la víctima intentó suicidarse ingiriendo barbitúricos y alcohol.
Igualmente, puso en tela de juicio la declaración del testigo de la
acusación, la cual consideró como «carente de veracidad».
Las condiciones de sonido de Eivissa
El primer juicio por vídeoconferencia de la Audiencia Provincial en
Eivissa tan sólo registró alguna pequeña incidencia en la señal de
sonido que unía las salas de Palma y Eivissa. En un momento de la
vista, el presidente de la Audiencia, Antoni Terrasa, señaló a los
presentes que las deficiencias se debían a «las condiciones de
sonido proporcionadas desde Eivissa». En más de una ocasión,
Terrasa tuvo que solicitar que se repitieran las declaraciones.
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