Imagen del interior de la antigua sala de fiestas Sa Tanca tomada el pasado mes de agosto. Foto:K.TABERNER.

Una pelea entre dos de las personas que viven como 'okupas' en Sa Tanca, y que acabó con uno de ellos recibiendo varias puñaladas, puede haber acabado con el ambiente de 'buen rollo' que los propios 'inquilinos' de esta antigua sala de fiestas situada en la entrada de Sant Antoni aseguraban que reinaba en el recinto a finales del verano.

Los motivos por los que pudo tener lugar la reyerta no han sido aún esclarecidos. El joven, de nacionalidad española y que responde al nombre de Jerónimo G.R., de unos treinta años de edad, fue trasladado al hospital de Can Misses tras ser hallado gravemente herido a pocos metros de Sa Tanca, con al menos cuatro heridas de arma blanca, una de las cuales le afectó a su pulmón izquierdo. Según fuentes consultadas por este periódico, pese a la gravedad de las puñaladas, la vida del joven no corre peligro, aunque su estado es grave.

El mismo viernes por la noche, agentes de la Policía Judicial se personaron en Sa Tanca para intentar esclarecer lo ocurrido, examinando el escenario de la agresión y para iniciar la búsqueda del principal sospechoso como autor de las puñaladas, compañero de habitación de la víctima y que permanece en paradero desconocido desde entonces. A finales del pasado verano, Ultima Hora Ibiza y Formentera publicó un extenso reportaje acerca de la vida de estos 'okupas', muchos de los cuales llegan a la isla para intentar ganar algo de dinero a través de las más diversas ocupaciones o tan sólo para descansar y, ante los precios de los alquileres, deciden optar por este medio de alojamiento 'alternativo'.

En agosto de este mismo año, la población en la antigua sala de fiestas de Sa Tanca llegaba hasta las sesenta personas (una cifra superior a la actual) debido a la temporada estival, propicia para que muchas de ellas intenten ganarse la vida en la isla. Las nacionalidades de estas personas variaba desde la española, pasando por la checa y la polaca. Ya entonces, los trámites para desalojar este recinto, petición que partió de sus dos propietarios, uno de ellos gestor de una importante discoteca de la isla, estaban muy adelantados. Lo sucedido el pasado viernes podría acelerar dicha decisión. Ante esta situación, los 'okupas' pedían que, en el caso de llegar a esta situación, los encargados de su deshaucio lo hicieran «pacíficamente».

Los habitantes de Sa Tanca, además, tenían entonces establecido su propio sistema para salvaguardar la buena convivencia en la comunidad, celebrándose asambleas para decidir la expulsión de aquellas personas que ocasionaran problemas. En el interior de la antigua sala de fiestas, situada a escasos metros del retén de la Policía Local de Sant Antoni, el recinto estaba dividido aunque sin puertas. Aquellos que disponían de una dormían en tiendas de campaña, mientras que el resto lo hacía sobre colchones o en sacos de dormir. Durante el día de ayer, fuentes de la Policía Local de Sant Antoni señalaron que alrededor de Sa Tanca se respiraba la más absoluta tranquilidad a pesar de lo ocurrido apenas medio día antes.