Fabianne F.B., francesa y de 41 años de edad, no dio muestras de
especial nerviosismo horas antes de su muerte. Habló con su pareja
y con un hijo de 13 años con los que aún convivía en un primer piso
del número 18 de la calle sa Font d'es Murtà de es Canar para que
durmieran tranquilamente en la vivienda del primero. La víctima era
de por sí depresiva y ya contaba con un historial que era conocido
por amigos y familiares. Además, al parecer, la pareja no
atravesaba por un buen momento en su relación. Pasó su última noche
sola y a primera hora de la mañana se decidió a poner fin a todo,
incluso dejó unas cartas escritas que están en poder del juzgado.
Todo ocurrió a partir de las 08'05 horas de la mañana. El Parque
Insular de Bomberos recibió el aviso de un incendio. Bomberos,
Policía Local y Guardia Civil de Santa Eulària se encontraron con
que la puerta principal había sido cerrada con cerrojo desde el
interior. Tras derribar la puerta y extinguir las llamas, se
descubrió el cuerpo. Fabianne F.B. fue hallada inconsciente con
marcas de cortes a lo largo de ambos brazos, supuestamente causados
con un cúter. En la calle podía notarse la gravedad de la
situación. Frente a la casa se agolpaban dos camiones de bomberos y
vehículos de la Policía Local y de la Guardia Civil de Santa
Eulària, a los que pronto se sumaron los servicios médicos.
Una unidad de Soporte Vital Básico de Ambulancias Insulares
intentó sin éxito reanimar a la víctima hasta la llegada de una UVI
móvil del 061, aunque ya no pudo hacerse nada por su vida. Fuentes
de Ambulancias Insulares relataron que la mujer se encontraba en
parada cardiorespiratoria cuando las asistencias llegaron a es
Canar. Mientras, los bomberos continuaban sus tareas para evitar
que el fuego se propagara y pudiera afectar al inmueble, cuyo
primer piso también está habitado.
Según una nota difundida por la Guardia Civil, la propagación
del fuego fue por «contacto directo», sospecha corroborada por la
presencia de diversos mecheros tirados en el suelo de la cocina y
la habitación que sufrió más directamente la fuerza de las llamas,
quedando completamente destrozada. El examen realizado por la
unidad de Policía Judicial, cuyos agentes no descartaron en
principio ninguna posibilidad, no deja lugar a dudas. La propia
víctima prendió fuego en tres habitaciones distintas de la casa
-cocina, salón y dormitorio- hasta que hubo cuatro focos bien
diferenciados.
Ello, sin embargo, ocurrió después de que se acuchillara los
brazos con un cúter. Se especula con que, desesperada, al ver que
no moría en el acto, decidiera causar un gran fuego. Este hecho
queda patente en el examen que demuestra que el fuego es posterior
a la primera tentativa de suicidio porque los agentes hallaron
sangre en los mecheros y repartidos por toda la casa. La prueba
quedó corroborada aún más al evidenciarse los rastro del monóxido
de carbono por encima de la sangre. La víctima, ya herida en los
brazos, se refugió en la última habitación de la casa, en la que
fue hallada, donde falleció por intoxicación debido a la inhalación
de humo.
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