Las quejas vecinales por lo que estaba ocurriendo en un locutorio
del Carrer Ample de Sant Antoni permitió este verano al Grupo de
Investigación Fiscal y Antidrogas (GIFA) llegar hasta una red
colombiana de tráfico de cocaína que se había asentado en esta
localidad. Siete personas fueron detenidas en el conjunto de la
operación. Ayer, ante la Audiencia Provincial se sentaron en el
banquillo dos de ellos, un español y un sudamericano, que se
enfrentan a cinco y tres años de prisión.
Los dos sospechosos, Sebastián R.B. y el colombiano William
Armando A.P, fueron detenidos junto con la compañera de uno de
ellos en agosto. Meses después, en noviembre, se arrestó a otras
cuatro personas, entre los que se supone se encontraban los
cabecillas de un grupo que iniciaba su expansión en Eivissa. Las
últimas detenciones se saldaron con más de un kilo de cocaína
intervenido y cerca de otro de hachís, como ya se informó.
Sebastián R.B. y William Armando A.P. eran supuestamente la
punta de lanza de esta red. El primero, que en el juicio dijo
desconocer lo que sucedía en su casa, está acusado de poner un piso
donde se custodiaba la cocaína. «Sólo le dejé la casa para que
viera la televisión y guardara alguna cosa, sin saber qué era»,
declaró. El segundo era presuntamente el hombre que cerraba los
«tratos» en el locutorio.
En la casa, también ubicada en Sant Antoni, la Benemérita halló
cerca de 200 gramos de cocaína dentro de un osito de peluche, el
mismo «recipiente» que la red utilizaba para introducir la droga en
la isla y cuyas sospechas se confirmaron en la siguiente actuación
al intervenirse más muñecos. A William Armando A. B., sin embargo,
se le detuvo cerca del Ayuntamiento de Sant Antoni con un paquete
de tabaco en cuyo interior había cerca de 30 gramos después de que
supuestamente hubiera realizado uno de sus viajes para
reabastecerse.
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