No hubo ningún misterioso crimen hace años en Formentera que se
relacione al esqueleto hallado el pasado jueves en la zona de
conocida como ses Platgetes den Serra y cuyo cráneo presentaba un
agujero en su frontal, un hecho que levantó la hipótesis de una
muerte violenta con un arma punzante e incluso de un posible
disparo con arma de avancarga.
El examen forense realizado a los restos así lo ha determinado.
El análisis ha dado al traste con todas las conjeturas que se
habían hecho al descubrirse que la hendidura craneal se produjo
como consecuencia de la corrosión que sufrió el cadáver y, más
concretamente los huesos, por efecto de la arena, según ha podido
conocer este periódico. Las primera muestras también confirman que
el cuerpo fue sepultado en un periodo comprendido entre los años
1960 y 1970, así como que pertenece a una mujer joven. Aún, sin
embargo, habrá que esperar a nuevas pruebas para conocer la edad
que tenía la persona que falleció.
El campo de las hipótesis, para este caso, queda abierto en
conocer la identidad de la persona enterrada, los motivos naturales
de su fallecimiento y quiénes fueron las que decidieron darle
sepultura prescindiendo de un camposanto, quedando todo al
descubierto tras removerse tierras después de que al lado
apareciera un cetáceo varado. El trabajo de «laboratorio» de la
Guardia Civil puede ser precisamente el que eche luz sobre estos
aspectos del caso una vez que se autorice judicialmente el envío de
restos a los bancos de datos del «Programa Fénix». Ello abre la
puerta a que en un futuro todo se pueda resolver después de que
cualquier persona que tenga datos sobre lo que entonces ocurrió
ponga directamente a la Benemérita en contacto con un familiar o
bien uno de estos mismos comunique con el instituto armado a fin de
realizar nuevas pruebas identificativas.
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