En el interior de la antigua estación marítima se organizó el dispositivo. | Moisés Copa

En la vieja estación marítima de es Botafoc, que aún se mantiene en pie justo al lado de la nueva instalación decenas de migrantes recién llegados este martes a Ibiza y Formentera esperan a recibir los kits de primera asistencia en tierra de la Cruz Roja. La mayoría han llegado a territorio español en las últimas 48 horas, mediante cayucos y pateras. Son custodiados por un conjunto de agentes de    Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local. Esperan a poder embarcarse destino a la Península. La mayoría de ellos espera poder salir hacia Barcelona, donde están más cerca de la frontera con Francia, país de destino final para la mayoría dada la facilidad que supone conocer el idioma. Sin embargo, a mediodía de este martes ya no había ningún barco con destino a la Ciudad Condal por lo que tuvieron que esperar hasta este miércoles por la mañana para poder embarcar rumbo a Barcelona.

Frente a la carpa de la vieja estación marítima, el trasiego de furgones de la Guardia Civil este martes por la tarde era incesante. Cada poco más de 15 minutos llegaba un nuevo vehículo, con entre seis y ocho personas recién llegadas, con los grilletes colocados en sus muñecas. Una vez dentro del recinto se le retiraban las esposas y se les ubicaba por zona. Cada zona está etiquetada por el número de patera y la cantidad de personas que iba a bordo. Ahí esperan, junto a los agentes, recibir la ayuda que los trabajadores de la Cruz Roja descargan a escasos metros.

Dado que el recinto está custodiado por las autoridades policiales, que no permiten al acceso a personal, más allá del de Cruz Roja ni tampoco a la prensa,    y que las personas allí presentes tampoco abandonan el recinto en ningún momento, no es posible conocer ni su historia, ni su origen, ni su lugar de partida, ni su travesía y lo que han pagado por ella. Sí se puede contar con las cifras ofrecidas por parte de la Delegación de Gobierno para conocer el alcance de la llegada de nuevos migrantes a las Pitiusas, alcanzando unas cifras récord para nuestras islas.

Todas las llegadas detalladas a continuación corresponden a la madrugada del lunes al martes. A las 02.00 horas se interceptaban 101 personas de origen magrebí en la zona de Cap des Falcó, en la embarcación más grande llegada a las Baleares hasta el momento. Lo hacían en un antiguo barco de pesca, de unos 20 metros de eslora aproximadamente.    A las 03.10 horas se rescataban a cuatro personas de origen magrebí a 16 millas al sur de Formentera. Tan solo 10 minutos después se interceptaba a 18 personas, también de origen magrebí, en la zona de es Caló de Sant Agustí, también en Formentera. Simultáneamente, se realizaba otro rescate de 24 personas a tres millas al este de la menor de las Pitiusas, con otras 24 personas de origen magrebí. Ya este martes por la mañana se interceptaban a un total de 13 personas, también de origen magrebí, en la zona de es Cap Martinet, en Ibiza.

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Con toda esta información proporcionada por la Delegación del Gobierno, se concluye que en tan solo 24 horas 160 nuevos migrantes han llegado hasta Ibiza y Formentera. Cabe añadir que entre ellos ha habido 15    menores que ingresarán en el centro Pare Morey, tal y como han informado desde el Consell d’Eivissa. Sumados a los de llegadas anteriores, elevan la cifra hasta los 42 menores migrantes ahora mismo en las Pitiusas -8 de los cuales llegaron a    Formentera-.

Cruz Roja

La primera herramienta de atención que reciben los migrantes, tanto en su llegada como en la antigua estación marítima de es Botafoc, es proporcionada por los trabajadores de Cruz Roja. Uno de ellos, Juan Antonio Torres, responsable del dispositivo de Ibiza de Emergencias, mientras descarga los kits de la furgoneta para entrarlos al recinto donde esperan los migrantes, explica a Periódico de Ibiza y Formentera la labor de Cruz Roja: «Nosotros somos personal del proyecto de primera acogida de personas migrantes. Lo que hacemos es montar un módulo sanitario donde realizamos un triaje y valoramos el estado de salud de las personas que llegan y otro módulo humanitario donde hacemos entrega de vestuario, alimentación y de higiene, y hacemos una entrevista para ver si hay algún tipo de vulnerabilidad no detectada».

Pese a lo numeroso de la llegada en las últimas horas, desde Cruz Roja no parecían estar desbordados ante la situación: «tenemos un dispositivo dimensionado para un gran número de llegadas y trabajamos en base a ello. Estas llegadas, sí se producen de continuo, en cansado y agotador, pero tenemos un equipo dimensionado para este tipo de llegadas», explicó Torres. El material que proporcionan se divide en tres equipamientos: «los kits de vestuario, que hay ropa interior, chándal y calzado; los kits de higiene, con material básico de aseo, y un kit de alimentación que incluye agua, zumo y una barrita energética».

Turistas y trabajadores

Paralelamente a la afluencia de personas en la antigua estación marítima, el puerto Ibiza sigue con su habitual trasiego veraniego. Al fondo, la imagen que corona es la de uno de los habituales cruceros, el Costa Toscana, que llegó este martes a primera hora de la mañana desde Barcelona y partirá por la noche con destino a Palermo. A media tarde, algunos de los cruceristas volvían para disfrutar del buffet del barco. Inevitablemente, pasaron por delante del recinto donde se acumulan decenas de migrantes recién llegados a las costas de Ibiza y Formentera. Algunos, como Ana, una joven de Barcelona, ni tan siquiera se percató de lo que estaba pasando a escasos metros. Otros, como Dídac, otro joven proveniente de la Ciudad Condal, sí que prestó atención al despliegue policial, y posó su vista en el interior del recinto. Aseguró haber visto en las noticias estas llegadas masivas de personas migrantes, y al ver todo el despliegue policial, imaginó que tendría que ver y así lo comprobo´.

Cabe decir que si no se presta especial atención o sé es consciente de la situación se puede pasar por delante sin percatarse de la situación. La luminosidad del exterior contrasta con la oscuridad del interior, donde los migrantes se sitúan al fondo del recinto. Tampoco son conscientes los trabajadores de la nueva estación marítima, que tan acostumbrados están a convivir con los recién llegados a la isla. Aún no parece haber embarcado ninguno, pero seguramente pronto lo hagan, con destino a Barcelona, para emprender una nueva ruta.