Que Anar a Maig es sinónimo de tradición, alegría y fiesta ha quedado demostrado una vez más este domingo en la localidad de Santa Eulària. Centenares de personas desafiaron las restricciones impuestas en las carreteras de la isla por el Mundial de Triatlón Multideporte y se acercaron a la villa el río para disfrutar de todos los clásicos del Primer Domingo de Mayo: el ball pagès, los caballos de doma menorquina o el desfile de carros por las abarrotadas calles del pueblo.
«Parece que este año no va a hacer tanto calor como el pasado», comentaban algunos asistentes nada más llegar al Puig de Missa. Lo cierto es que las nubes y una suave brisa contribuyeron a que tanto los miembros de la colla de Es Broll como el público congregado alrededor de la iglesia disfrutaran, todavía más si cabe, de la exhibición folklórica de esta agrupación que cumple 41 años de historia.
Momentos antes, durante la misa de fiesta, el obispo de la Diócesis pitiusa, Vicente Ribas, destacó el reconocimiento que el Ayuntamiento había entregado este año a los obreros de las parroquias de Santa Eulària, una figura reconocida ya en textos históricos de Ibiza del siglo XV.
«Es una forma de acercar la iglesia a la gente. Una de las cosas que les agradecemos a los obreros es este servicio desinteresado», señaló Ribas, quien recordó las primeras funciones que tuvieron estas personas a la hora de ayudar a los sacerdotes del municipio.
Ribas explicó además que acababa de llegar de Madrid donde asistió a la ordenación sacerdotal de un diácono ibicenco, Álvaro Roa, bautizado precisamente en Santa Eulària. A punto de acabar la legislatura, el obispo incluso tuvo palabras de agradecimiento para los políticos que acudieron ayer a la misa de fiesta porque cada uno, desde su convicción, dedica su tiempo y trabajo al servicio de los demás, según declaró.
Sorprendidos con los trajes de payesa y las emprendadas, numerosos turistas llegados de Francia, Paraguay o de lugares más cercanos como Valencia, no dejaron de fotografiar todo lo que veían a su alrededor. «Este traje es precioso», comentó una pareja valenciana cuando vio por primera vez a las payesas aguardando el desfile de carros.
La tradicional comitiva fue, un año más, uno de los actos más esperados por la mayoría de asistentes. También la elegancia de la doma menorquina destacó ayer en las calles de Santa Eulària, en la jornada más festiva del año para el municipio ibicenco.
Numerosos conciertos o las exposiciones de coches y motos antiguas, además de la feria de automoción, entre otras actividades, contribuyeron a que la jornada del Primer Domingo de Mayo fuera perfecta para los vecinos y visitantes en Santa Eulària.
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