Ibiza ha cerrado el mes de julio con 3.684 parados, lo que supone un descenso del 13,7% en relación al mismo periodo del año pasado; un dato positivo que, sin embargo, no refleja la realidad de muchas personas. Según los datos publicados por el Instituto Balear de Estadística (Ibestat), casi la mitad de los trabajadores de la isla cuentan con un trabajo temporal.

«La semana pasada trabajé 14 horas en un día para conseguir otro libre», decía una joven que asegura trabajar en el puerto de Ibiza los siete días de la semana en una situación que considera ilegal, pero que «da mucho dinero cuando solo trabajas durante la temporada». Un caso similar es el que está viviendo Raúl como camarero: «He venido de temporada para hacer dinero, pero en realidad lo que está pasando es que me estoy quedando sin vida social». Con un contrato firmado de 40 horas semanales, afirma estar trabajando más de 60 dependiendo de la semana. «Las horas las cobro, claro, pero no las cotizo», dice.

En el otro extremo se encuentran aquellas personas que, de momento, no han encontrado la oportunidad de trabajar. Muchos de ellos entran y salen del Servicio de Ocupación de las Islas Baleares (SOIB) con la esperanza de que esa sea la última vez que visiten la oficina. «Con cierta edad ya no te quieren en algunos trabajos, prefieren a gente joven a la que pagan menos», relataba Manuel, un padre de familia numerosa que lleva en paro más de un año y al que la ayuda que percibe no le permite llegar con holgura a fin de mes. Otros aseguran «hacer chapuzas en negro» para poder hacer frente a todos sus gastos.

Aún así, tanto trabajadores como empleados, coinciden en lo mismo: el trabajo en Baleares existe si estás dispuesto a aceptar las condiciones de determinados empresarios «que saben que tienen una larga cola de gente esperando para trabajar con ellos», decía José Bustos a las puertas de una de las oficinas de los servicios públicos de empleo de Ibiza.

Mientras para algunas personas, como es el caso de Marta que trabaja limpiando barcos, hacer la temporada les resulta una «pesadilla» debido al bajo salario que perciben en comparación con las horas que dedican a su trabajo, para otros es una necesidad, «porque el trabajo no deja de ser trabajo», dicen otras tantas sin importarles las condiciones en las que lo hagan.

IMPRESIONES

José Bustos / 54 años

«Lo importante es trabajar porque las condiciones no se pueden escoger », asegura Bustos solo cinco días después de finalizar su último contrato. Con los papeles del paro en la mano, dice que la mayor parte del trabajo en Baleares es «precario y temporal» porque, desde su punto de vista, «los empresarios se han acomodado y juegan con las personas».

Tati Escobedo / 40 años

«Cobro 420 euros de ayuda por ser madre soltera con dos niños a cargo», dice Escobedo que lleva dos años en situación de desempleo. Ahora, sin ayuda y con los gastos de alquiler manutención «pisándole los pies», asegura que «cualquier trabajo es bienvenido». Para ella, vivir en la isla está siendo todo un reto al que se le ha sumado «mucha competencia» en los meses de verano.

Aziz Achentof / 55 años

«Sigo buscando trabajo, como siempre», puntualiza Achentof quien apenas lleva un mes alejado del mercado laboral. Con una ayuda de 400 euros al que se suma el sueldo de su mujer, el matrimonio tiene que hacer «malabarismos» para pagar el alquiler, la compra y mantener a sus dos hijos. «No me da ni para pipas», dice mientras afirma que la vida en la isla es cada vez más «cara».

Déboda Encinas / 35 años

«Mi salario está bien, pero no se corresponde con el nivel de vida de Ibiza», dice esta andaluza que en junio voló a la isla en busca de una oportunidad. Trabaja temporalmente en un rent a car, después de haber estado nueve meses cobrando la ayuda por desempleo. Cuando finalice su contrato asegura que seguirá buscando trabajo en la isla «porque hay más opciones».

Jessica Hernández /21 años

«Para trabajar de temporada te piden cosas ilógicas como saber más de tres idiomas», afirma la joven que ha firmado un contrato de cuatro meses en una tienda en la que trabaja 48 horas semanales. «En verano si tienes casa en la isla puedes venir a trabajar, pero como no la tengas es complicado», dice consciente de la dificultad que supone encontrar una habitación en buenas condiciones.

Cristina de Vigo / 24 años

«Cobro una parte fija y otra va por comisión», dice de Vigo que repite temporada como ticketera en el puerto de Ibiza. «El público ha cambiado, como querían algunos», afirma la joven quien dice no vender lo mismo que en temporadas pasadas porque el turismo que llega a la isla es de lujo y no sale de sus grandes hoteles; situación que «noto a fin de mes».