Los hermanos y cocineros Cristóbal, en primer término, y Óscar dando la vuelta a dos tortillas. | Irene G.Ruiz
Cristóbal Gómez y sus dos hijos, Cristóbal y Óscar, se levantaron ayer a las ocho de la mañana para empezar no las 100 ni las 200 tortillas previstas en un principio para la celebración del dijous llarder de este año sino 320. Una cifra para la que necesitaron 180 kilos de patata, 40 de cebolla, 10 de espárragos, 20 de pimientos, 200 docenas de huevo y alrededor de 50 litros de aceite para freírlas. «Llevo haciendo las tortillas para el dijous llarder desde hace 12 años y mis hijos colaboran desde hace cuatro», aseguró Cristóbal. ¿Algún toque personal? «Hacer las tortillas con mucho amor y cariño; ese es nuestro secreto», dijo el cocinero.
A las seis de la tarde de ayer, hora prevista para empezar a repartir las tortillas, socios y voluntarios de la asociación de vecinos de sa Capelleta, organizadores del dijous llarder, se afanaban por repartir a buen ritmo trozos de tortilla montados sobre una rebanada de pan payés y un vasito bien de vino, de agua o refresco. Y es que a los diez minutos de abrir el turno de reparto, la cola de gente sobrepasaba el kilómetro, por ello hubo quienes optaron por unos buenos churros para calmar la gula de media tarde: «Hace frío y hay demasiada cola para coger un trozo de tortilla, por eso nos hemos comprado churros para merendar», explicaban Juan y Cristina.
Los ocho grados de temperatura propició que muchos de los que no quisieron perderse el dijous llarder acudieran disfrazados con trajes muy calentitos: «He vestido a mi hija Carla de leoncito y yo voy de gata. No estamos pasando frío porque son trajes de peluche, que cubren hasta la cabeza», explicaba Elena, mientras la pequeña Carla de tres años estiraba del brazo de su madre para entrar en la carpa del paseo para disfrutar de la música.
Otro de los pequeños que decidió disfrutar del inicio del carnaval con un disfraz bien calentito fue Alejandro, de 20 meses, que participó en la fiesta con su madre Merce, sus abuelos Jaime y Mercedes y su bisabuela Josefina. «Participo en esta fiesta desde que era pequeña, por eso traigo a mi hijo. Recuerdo que antes había más actividades para niños, no como ahora», explicaba Merce, que puntualizó: «Eso sí, la tortilla está buenísima, como siempre». Y como siempre, la tradicional fiesta de la tortilla inaugura los festejos de carnaval, que culminarán el miércoles con el entierro de la sardina.
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