Un operario del Ayuntamiento retira objetos del primer inmueble.

Ni candados ni alarmas, sino una puerta tapiada de ladrillos sella el acceso a la vivienda en una planta baja de la calle Fosc, en el barrio de sa Penya de Eivissa, para evitar el acceso a «ocupas» y que los dueños se encuentren con situaciones desagradables, como la desaparición de los cables de la instalación eléctrica.

Un operario municipal tiraba ayer ese muro de ladrillos para que Montserrat Ros y Josep Garcias, miembros de la Asociación para el Estudio y Promoción del Bienestar Social (Probens), inspeccionaran su interior para comprobar el estado de la casa, ante la atenta mirada de la Policía Local. Igual que la situada en la planta superior, la vivienda necesita una rehabilitación. Ambas se encuentran desocupadas y en muy mal estado, pero los técnicos de Probens no dudan en las posibilidades. «Pueden salir dos viviendas», relataba Montserrat Ros tras inspeccionar la casa.

Ambas datan de 1945 y el actual propietario las compró hacia 1975. Uno de los herederos de esa casa, que año tras año ha pagado los recibos de la contribución urbana, mostraba el lamentable estado de las casas con el techo apuntalado. El paso del tiempo y los desaguisados de algunos antiguos ocupantes son los motivos de su aspecto ruinoso. Los propietarios optan por tapiar la entrada y evitar más sorpresas. Además, los inquilinos incluso se niegan a pagar el alquiler o desaparecen todos los muebles de las viviendas cuando la casa es finalmente desocupada.

Financiación
Dos técnicos de Probens, una asociación con sede en Barcelona, se desplazaron ayer a Eivissa para, además de visitar este inmueble, concretar las líneas de financiación de una caja de ahorros, ya que otro de los objetivos es que las entidades bancarias de las zonas donde se realicen la rehabilitación se impliquen en estos proyectos.