Unos niños del colegio Vara de Rey de Sant Antoni que participaron en los actos.

Todos los días de todos los años deberían ser limpios, transparentes y llenos de alegría. Desgraciadamente la realidad cotidiana nos ofrece en nuestro entorno o lejos de él escenas lejanas a esta utopía que no debería ser tal. Con esta idea de base, se celebró ayer en todos los colegios de las Pitiüses y algún centro de Secundaria el Día de la Paz y No Violencia, una fecha en la que el alumnado pone al descubierto las injusticias de la guerra y algunas de las costumbres con las que todos y cada uno de nosotros podemos contribuir a construir un mundo mejor.

En el colegio Vara de Rey de Sant Antoni todos los alumnos del centro salieron a última hora de la mañana de ayer a las pistas deportivas para proclamar una vida pacífica con cánticos, poemas y bailes. Todos los estudiantes entonaron melodías con contenidos en defensa de la mezcla de colores, la amistad y el diálogo como bandera común de todas las naciones.

«Los niños aprenden lo que viven», fue una de las sentencias emitidas por una de las alumnas que dio pie a toda una retahíla de frases con trasfondo como «si un niño vive la crítica aprenderá a condenar», «si ve lo ridículo aprenderá a ser tímido», «si vive avergonzado aprenderá a ser culpable», «si vive con equidad aprenderá a ser justo» o «si vive con aprobación aprenderá a quererse a sí mismo», provocando la reflexión entre los adultos que se encontraban en el lugar para presenciar el desarrollo de la celebración.

El protagonismo no fue sólo de los alumnos, ya que los organizadores se encargaron de repartir la partitura y letra del Himno de la Alegría entre los padres que siguieron la fiesta pacífica. Estudiantes y profesores acudieron a la cita con distintos colgantes de papel diseñados y decorados durante horas lectivas con símbolos como la paloma o el globo globo terráqueo, que sirvieron para proclamar la amistad y distinguir los distintos ciclos de alumnos que salieron por turnos a una de las gradas del patio que sirvió de improvisado escenario para la ocasión.

El momento más divertido de la fiesta del Día de la Paz se produjo cuando alumnos y profesores cogidos de la mano interpretaron varios bailes con una coreografía muy divertida en la que sellaron su amistad y que desembocó en la interpretación del Himno de la Alegría. La suelta de una paloma blanca cuyo veloz despegue fue aplaudido por todos y cada uno de los presentes en el lugar transportaba en su viaje un mensaje de concordia para conseguir un mundo mejor.