Escucha el ritmo. ¿Ves que es parecido a la rumba rápida? Lo importante es pillar el ritmo», explica Marcial Rodríguez a sus alumnos mientras estos rasgan sin cesar las cuerdas de sus respectivas guitarras marcando el preciado ritmo con un pie o con su cabeza. Entre el alumnado de este curso de guitarra flamenca para principiantes se encuentra una veintena de personas de todas las edades, preferentemente jóvenes veinteañeros, que acuden desde la pasada semana a Can Ventosa para iniciarse en un mundo de acordes musicales cada vez más conocido gracias al auge que el flamenco tiene como música de fusión.
«El flamenco es una música étnica en la que tienen cabida la creatividad y la imaginación siempre que su fusión con otro tipo de sonidos esté bien hecha y tenga una explicación, un porqué. Creo que trabajos en que se ha combinado el flamenco con el blues o el jazz han ayudado al flamenco a llegar a la gente y esto ha provocado que parte de ese público haya sentido la necesidad de acercarse a esta música», comenta Marcial.
El curso, que consta de 30 horas y se prolongará hasta el 8 de marzo, no tiene un temario concreto: «Intento enseñarles a moverse y toco todos los palos sobre la marcha partiendo de lo más sencillo hacia lo más complicado», resume el guitarrista. «Lo que a mí me interesa es que todos toquen, que sepan sentir e interpretar el flamenco y que sean verdaderos artistas», añade.
Para empezar los alumnos practican ya con soleás, bulerías, seguidillas y conocen conceptos como el pulgar, lanzapúa, estrémolo, alpegio o las picadas, términos todos ellos empleados de manera habitual en la jerga flamenca para referirse a movimientos de la mano que toca, la derecha en la mayoría de los casos. «No se puede tocar el flamenco de hoy sin conocer lo básico, por eso hago hincapié en las bases en los cursos de iniciación y perfeccionamiento», argumenta Marcial.
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