La estrategia de Capellà de conseguir un mayor apoyo sobre su
gestión y potenciar su función como presidente, fue lo que motivó
en la reunión del último consejo de administración que no
consiguiera el apoyo mayoritario de los miembros del consejo (8
votos en contra, seis a favor y dos abstenciones), lo cual le
motivó a presentar su dimisión por la pérdida de confianza.
Capellà, en opinión de varios miembros del consejo de
administración, no calibró bien su iniciativa, «visto los
resultados de la votación, está claro que aquéllos que le apoyaron
en el día de su votación como presidente han variado de postura, lo
que demuestra que efectivamente había cierto malestar con su
gestión y con los últimos acontecimientos que han perjudicado la
imagen de la entidad, en concreto con todo lo relacionado con la
Fundació Sa Nostra y la polémica asamblea general del pasado 20 de
diciembre. Aquí, los impositores han jugado un papel primordial en
contra de los intereses de Capellà por pérdida de confianza
manifiesta, circunstancia que le obligó a actuar en consecuencia
ante la sorpresa general de todos los miembros del consejo».
Entre los factores que han provocado esta «caída» del ex
presidente, según miembros de la asamblea general de la entidad, se
encuadran la pugna con los patronos, la asamblea del 20 de
diciembre, los bajos índices de eficiencia de la entidad y roces
con algunos directivos, «este cúmulo de circunstancias provocó que
la apuesta realizada para conseguir apoyo a su gestión fallara, con
el resultado de todos conocido». Pese a todo lo acontecido, Capellà
ha anunciado que continuará como miembro del consejo de
administración de Sa Nostra. También ha transcendido que hace un
par de semanas se formalizó la ruptura «amistosa» con el buffete
Quetrecasas, aunque montará despacho propio para seguir ejerciendo
en Palma.
A la vista de la expectación generada, explicó ayer en rueda de
prensa las causas que le habían motivado a renunciar al cargo,
entre ellas el «intuir un principio de crispación y porque no soy
la persona de consenso en el nuevo reagrupamiento de fuerzas y
tendencias que se ha producido en el seno de la entidad. Y como
pienso que las instituciones están por encima de las personas, he
actuado en consecuencia». Reconoció que su relación con los
patronos, cuya adscripción abandonó hace varios meses, «no ha sido
buena, aunque me he esforzado».
Dejó en el aire el cambio de actitud de los impositores,
«quienes se hayan visto politizados en los últimos tiempos».
Criticó al ministro Matas por afirmar que la entidad estaba
politizada, circunstancia que ha podido enturbiar, en su opinión,
las relaciones internas. Negó que hubiera tenido «presiones
políticas» y puso especial hincapié en dejar claro que la
trayectoria de la entidad, en concreto en las empresas participadas
e inversiones turísticas, «sigan adelante, ya que fueron adoptadas
con el consenso mayoritario del consejo de administración. Consejo
de administración que también tendrá en su mano «el poder modificar
los estatutos de la Fundació». Y afirmó que él no consideraba que
había fracasado en su gestión. Los empleados de Sa Nostra
remitieron ayer un comunicado alabando la postura de Capellà,
«porque ha buscado la estabilidad de la entidad a costa de su
sacrificio personal».
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