Tras once años de interminables trámites burocráticos, el Consell ya dispone de todas las bendiciones para demoler el amasijo de hierros y hormigón del Trancedance, un proyecto de discoteca cuyos cimientos fueron construidos ilegalmente en plena Reserva Natural de ses Salines. Según anunció a esta redacción el conseller insular d'Ordenació del Territori, Josep Marí Ribas, está previsto que las obras para derruirlo comiencen esta misma semana.

Aunque imprevistos de última hora podrían retrasar el inicio de los trabajos, lo importante, según destacó Marí, es que el Consell ya dispone de todos los permisos (de la Reserva Natural, del Ayuntamiento de Sant Josep e incluso del juez, éste último para poder entrar en la finca) y que hay una empresa (al parecer especialista en forjados) preparada para proceder inmediatamente a la demolición.

Curiosamente, después de una década de tiras y aflojas entre la institución y la propiedad, ésta última, que ha hecho todo lo posible para dilatar este momento, ha accedido a colaborar: se ha hecho cargo de la contratación de la empresa que ejecutará el derribo y pagará de su bolsillo los gastos. Este cambio de actitud ha coincidido con el reciente consentimiento del juez a que el Consell entrara en la finca donde está enclavado el Trancedance para acabar, de una vez con todas, con ese mamotreto, denunciado por el Grup d'Estudis de sa Naturalesa a comienzos de los años 90. Las obras de derribo se harán de acuerdo a un proyecto elaborado por el Consell: está previsto que los trabajos -presupuestados en 37.662 euros- duren 40 días y acaben antes de abril, para no molestar al picaplatges camanegre y al xarraire cuando aniden.