Amigos desde la infancia, Artur Parrón y Xavier Escandell, ha compartido aula en el Instituto Blanca Dona e inquietudes. La investigación histórica en la Universidad de Puebla (México) en el caso de Parrón, y sociológica en la Universidad de Illinois en el de Escandell, centran ahora su labor. Estos dos jóvenes de Santa Eulària, al igual que algún otro compañero de generación de Eivissa y Formentera, han optado por completar su formación y carrera en el extranjero. Las Navidades han vuelto a hacer que coincidiesen y hablasen sobre sus respectivos proyectos.

Artur, licenciado en Historia Moderna y Contemporánea, además de redactar su tesis «Exiliados republicanos españoles en México», trabaja en Puebla investigando e impartiendo clases. Xavier, licenciado en Sociología, está a punto de comenzar la redacción de «Procesos de adaptación de los inmigrantes a los nuevos mercados laborales», título de su investigación.

Xavier explica su desplazamiento hasta Illinois por la falta de recursos para la investigación: «El nivel de licenciatura español es bastante bueno, pero yo quería profundizar más a nivel de investigación y doctorado. En Estados Unidos hay muchos recursos para el tema que a mí me interesa de mercados laborales y sociología económica. En España estamos a un nivel muy teórico y, sin embargo, allí te ayudan a centrarte en cuestiones muy específicas desde el primer día», dice. Artur comparte esta opinión pero es más crítico: «El nivel es bueno pero la Universidad pública se deteriora con el paso de los años. Es la tendencia a nivel global y su causa no es política: el neoliberalismo interviene en lo que se está enseñando y cómo se enseña», especifica.

«Sería bueno para la Universidad española que el inglés fuera obligatorio. Un altísimo porcentaje de la producción editorial científica es en inglés; todas las revistas importantes en mi campo se publican en este idioma y si no sabes inglés no accedes a este conocimiento», explica Xavier Escandell, que es testigo de la importancia de dominar un segundo idioma. «Es fundamental que haya una convivencia total con el inglés y otras lenguas desde el Bachillerato», puntualiza. «El idioma es lo de menos. Yo pediría que la educación fomentara la lectura, el culto al libro. A la gente joven le basta con la televisión e internet y se basa más en una cultura más virtual y visual que intelectual, opina Artur a quien preocupa la falta de expectativas entre los adolescentes: «Aquí se vive muy bien y eso no es bueno para que la gente se estimule a la hora de que salga fuera a estudiar», analiza.