«Los destinos turísticos, estén donde estén, tienen una identidad»,
afirma el concejal de Turismo de Eivissa y profesor de la Escuela
Universitaria de Turismo, Maurici Cuesta, que intervino ayer en la
Universitat d'Estiu, dentro del curso de verano «Turismo, cultura e
identidad de los destinos turísticos. Nuevos retos». Cuesta subrayó
que «ha aumentado mucho la demanda de turistas que quieren conocer
el lugar donde están» y señaló que «son muchos los que consideran
que Eivissa necesita incluir su identidad». «No se trata de que
aprenda catalán el turista de Frankfurt, pero que conozca la
realidad que el sistema turístico no ha tenido en cuenta», dice.
A su juicio, «el turismo de masas ha tenido efectos negativos
sobre la identidad del pueblo» y, en su opinión, «eso no tiene que
ser siempre así, no han de ser catastrofistas». De este modo, como
ejemplo alude a los rótulos de comercios que aparecen en inglés o
castellano «pero no en nuestra lengua». Un caso similar ocurre con
los restaurantes «que ofrece cocina internacional, pero que no se
tiene en cuenta que se tiene una cocina propia». El ejemplo más
claro, sostiene, es la folklorización del turismo: «Se tiende mucho
a mostrar el folklore, pero nada más».
El conferenciante afirma que «la mayoría de los turistas no
tiene la sensación de que viene a un espacio concreto». A su
juicio, se ha de conseguir que las demandas de los turistas vayan
encaminadas a cosas que «sean lo más genuinas posibles».La manera
de combatir esta inercia es que todo el sistema turístico incluya
todos estos elementos en nuestra oferta «porque existe una demanda
creciente, no mayoritaria. Tenemos la obligación de darnos a
conocer como somos».
El lingüista y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya,
Isidor Marí, centró su intervención en defender el 'trinomio' de
economía, cultura y entorno en lugares concretos como Eivissa y
Formentera «que tienen la economía turística como base central de
la vida». En el caso de que estos sectores vivan a espaldas unos de
otros puede conllevar un riesgo, ya que los atractivos turísticos
de las islas son los elementos naturales y culturales específicos.
Si se destruyen «no habrá ningún interés y se irán a otra isla
donde haya playa, sol y discotecas». Marí incidió en que en estos
últimos años se cuenta con «una nueva manera de enfocar estas
cuestiones», como el turismo ecológico y cultural y los cursos que
versan sobre «la interpretación ambiental y cultural», que
organizan itinerarios y visitas turísticas. En la propuesta de Marí
se pretende que la oferta de temporada incluya «más elementos
culturales y naturales». El conferenciante puso como ejemplo las
experiencias de otras comunidades, donde se realizan excursiones a
zonas arqueológicas u a otros lugares culturales.
Los prejuicios de ecologistas y hoteleros
En opinión de Isidor Marí los tres sectores implicados en el
turismo (economía, cultura y entorno) «están concienciados, pero
ninguno ha dado el primer paso para ponerse en contacto y trabajar
de manera conjunta». Marí dice que existe «un cierto prejuicio» por
parte de los tres sectores que han de superar: «Los empresarios
tienen recelos respecto a los ecologistas,porque deben pensar que
son radicales; del sector cultural opinan que son muy idealistas.
Estos últimos, por su parte, piensan que los empresarios no tienen
sensibilidad y los ecologistas desconfían de las entidades
culturales y del turismo como economía. Es un divorcio con unos
efectos muy negativos», explica Isidor Marí. Para vencer esta
situación, considera que se deben aproximarse, a través de
experiencias de interpretación cultural o ambiental, donde se
«demuestre que la colaboración es posible».
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