«Se trata de fomentar que estos niños pierdan sus miedos y los
roles de víctima que a veces mantienen, y adopten una actitud
positiva que les ayude a lo largo de la vida». Con estas palabras
justificaba Burgui Swoboda, responsable de la escuela de equitación
Can Mayans, el cursillo de equitación que se ha impartido
gratuitamente durante tres días para más de una decena de jóvenes
discapacitados de la isla.
Una experiencia piloto, diseñada bajo el lema de «El amor une»,
que ha sido valorada positivamente por la presidenta de la
Asociación de Minusválidos de Eivissa y Formentera, (Amif), María
Josefa Roig, con la esperanza de «que pueda tener continuidad en
otras ocasiones». Los chicos han tenido la oportunidad de dar de
comer a los caballos, limpiarlos, montarlos y, en definitiva,
«entablar una relación especial con ellos», como señalaba
Swoboda.
Los alumnos más aventajados del centro ecuestre han sido los que
se han encargado de guiar al resto, mientras que cinco instructores
y tres voluntarios de Cruz Roja, se percataban de que nada
ocurriese.
Ayer domingo, con una fiesta en la que no faltó de nada, desde
comida a regalos, se puso fin a una actividad en la que todos han
disfrutado y demostrado sus habilidades como jinetes. La mayoría de
ellos piensa ya en la próxima vez. Regina no acaba de bajarse del
animal y protesta porque «sólo han sido cinco minutos de nada». Un
tiempo que, terminará por ser más importante de lo que cree.
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